Ferdinand


La traca final de películas antes de regresar a Gran Canaria para las vacaciones navideñas ha sido una pesadilla perfecta, corriendo de un lado a otro o teniendo que esperar si quería combinar películas. Como el tiempo era escaso, tuve que sacrificar mi voluntad de evitar la versión TresDé de las pelis como si estuviera infestada con alguna mierda truscolana y en este caso fue la que vi. Estamos en navidades y en los cines parece que no tienen suficientes pantallas para poner películas animadas, así que tenemos Ferdinand que llega a completar la oferta y que se estrenó en España la semana pasada con el mismo título.

Un julay vitorino pasea los cuernos con ilusión y fantasía pero sin chimpún

Un toro gigantesco y que está siendo criado para que lo maten en una corrida de toros resulta que es marikita o quizás marikón y lo que quiere es oler flores, pajariar y demás y no le mola nada lo de las corridas de toros. Se escapa y una niña campesina florista andaluza lo adopta y lo cría como si fuera un animal de compañía hasta que el toro es tan grande y bruto que la gente le tiene miedo y lo atrapan las autoridades y lo llevan de vuelta al sitio en donde nació, lugar en el que un torero que se va a retirar lo elige para su última corrida. El toro convencerá a los otros toros que hay que escaparse y emigrar al campo para ser felices sin tener que comer perdices.

Esta es una de esas historias tontas que si la pilla Pixar le da varias sub-tramas que interesan a los adultos pero que en las manos de otros, carecen de esa sutileza y tenemos una película para niños, que se lo pasan bien, pero nosotros los talluditos sufrimos un poco con la historia y nos cansa porque a que son solo ciento ocho minutos, se nos hacen largos. Tiene mucho tópico español y lo de que el toro se escape y use los trenes con alegría es flipante pero la corrida de toros en Madrid y las banderas de ESPAÑA que salen continuamente en la película a más de un truscolán se les van a atragantar más que el aceite de ricino. Te ríes bastante con algunos de los personajes secundarios y en particular con la cabra y los erizos. Las voces me resultaron mayormente desconocidas, vamos, que no reconocí ninguna, lo cual ni es bueno ni malo. El TresDé no aportaba nada y de haber tenido tiempo me lo habría ahorrado. Aunque pueda sonar negativo, los chiquillos en el cine se lo pasaron bomba y la historia tiene un bonito mensaje en contra de las corridas de toros que no cuajó conmigo, aunque jamás he ido a una y no planeo hacerlo. La película arranca lenta pero la segunda parte es un festival hilarante y lleno de acción.

Es el tipo de película a la que los miembros del Clan de los Orcos pueden llevar a sus bestezuelas y compartir unos momentos juntos. Lo mismo se podría decir de los sub-intelectuales con GafaPasta, que en vez de torturar a su descendencia con cine sueco, pueden elegir algo más ligero como esto.


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