Forrest Gump


Hoy regresamos en el tiempo pa’trás, pero pa’trás, pa’trás, tanto, que es más que posible que en la época en la que llegó esta película a la cartelera Genín hasta tenía nómina y todo y cotizaba. Al padecer la enfermedad de Pedro Sartén a mí la película de hoy me pilló de pequeñito ya que se estrenó en el año 1994, que debe ser el mismo año que el turrón ese que era el más famoso de su barrio. Hoy saltamos al mágico mundo de Forrest Gump, película que si has conseguido no ver hasta ahora, hay algo intrínsecamente roto y podrido en tus interioridades, que lo sepas.

Un tonto de julay reinventa el universo conocido y por conocer

Esta es la historia de la vida de un tonto, o casi tonto, un chamo con un coeficiente intelectual bajo tirando a bajísimo y que pese a eso, vive una vida espectacular, encoñándose de una pava supuestamente lista que resulta que no lo es tanto, luchando por su país en Vietnam, creando una compañía de venta de gambas, invirtiendo y haciéndose multimillonario en la compañía de la manzana mordida, siendo campeón de ping-pong y saludando prácticamente a todos los presidentes gringos que hubo en su tiempo. Es la vida de Forrest Gump.

Esto es un clásico. Ganó seis Oscars y se merecía veintiséis más. Es una conjunción de aciertos increíbles, comenzando por un guión maravilloso, un director que la gente respetaba, un actor que en ese momento estaba en lo más alto del mundo y un elenco de secundarios brutal. Este es básicamente el punto en el que el director Robert Zemeckis vio como se le agotaba la magia y aunque ha hecho cine desde entonces, ya nunca volvió a ser lo mismo. En esta película se usó algo único y que recientemente ha venido al candelero pero de otra forma. En esta historia, se empotró digitalmente a Forrest Gump en escenas reales de televisión, aparece enseñándole el culo a un presidente, estrechando manos con varios y en planos televisivos. Esta innovación hacía que la película oscilara entre la fantasía, la comedia, el drama, la acción. El tempo de toda la historia es perfecto, tenemos a un señor sentado en un banco esperando la guagua mientras cuenta trozos de su vida y la gente lo escucha y vamos viendo, más o menos en orden secuencial, como partiendo de la desventaja de ser tonto, llegó a tener una vida de re-escándalo. Tom Hanks está aquí simplemente perfecto y tiene su manantial del carisma a pleno rendimiento. No hay nada que nos haga odiarlo, es honesto, es amable, es divertido y su acarajotamiento juega a su favor. Merece la pena mencionar a Gary Sinise, que hizo un papel fabuloso y que después más o menos cayó en el olvido de los secundarios. Con él también se ensañaron con los efectos especiales al cortarle las piernas y es tan real que la película ganó el Oscar a los efectos especiales. La madre de Forrest es Sally Field en uno de los papeles de su carrera y su amiga, la chica de sus sueños y la novia que siempre quiso la interpreta Robin Wright. Han pasado veintitrés años y cuando vas a un cine a verla de nuevo, no tardas ni quince segundos en engancharte a esta preciosa historia y la disfrutas tanto como la primera vez. Es sencillamente un clásico y por eso y por mucho más sigue en la parte superior de la lista de las películas más valoradas de la historia del cine.

Da igual que seas un miembro del Clan de los Orcos o un sub-intelectual con GafaPasta. Este es un clásico que funciona igual de bien con todos.


4 respuestas a “Forrest Gump”

  1. Si, claro que cotizaba tope…
    Tienes razón en absolutamente todo lo que dices y hago tus palabras mías y agrego, que esta es ya, sin duda, una de las grandes películas de todos los tiempos, la que veo con bastante frecuencia, es sencillamente genial, además, está la anécdota que yo de pequeño usé en mi pata un aparato exacto al del Forrest, unos cuantos años, pero luego quedé nikelao jajaja… 🙂
    Salud

  2. Espero que solo le pusieran los hierros y que no lo obligaran a hacer footing de lado a lado de gringolandia un montón de veces

  3. jajaja, darliz-Sulaco,
    No, fue que tuve gangrena en un tobillo, de niño, al caer en una de esas trampas que hacíamos en la playa, un agujero que tapábamos con periodico y que le echábamos un poco de arena para que no se viera, caí en una, tuve un esguince, no dije nada y con el tiempo derivó en gangrena, me operaron, o me tenían que cortar la pierna, fue toda una odisea muy larga para contar aquí, tuve suerte y la cosa salió bastante bien para aquellos tiempos de posguerra con carencia de todo, pero con mucho mas de lo que hay en Venezuela hoy dia, donde triunfan las teorías de Podemos… 🙂
    Salud