Hacia donde vamos


Ya lo he dicho en alguna ocasión por aquí. Estamos en guerra, en una guerra mundial y en el futuro cuando se escriba la historia, seguramente mencionarán lo necios que fuimos por no darnos cuenta antes y también por permitir a los políticos que se supone que tendrían que estar trabajando por nuestro bienestar, hacer lo que hicieron.

Esta no es una guerra tradicional, no es el tipo de conflicto al que estamos acostumbrado. En este juego, el contrincante es una rata vil y despreciable y tenemos que buscar esa línea en la Biblia que dice lo de OJO POR OJO y ponernos a ello. Para mí, después de ver lo que han hecho hoy en un aeropuerto y en una estación de tren, en plan cobarde y contra inocentes, lo más difícil es entender por qué toda la fuerza aérea de los veintiocho países de la Unión Europea no está ya en el aire, cargada con todo lo peor que tengamos en armamento y en dirección a las cinco ciudades principales de esas ratas asquerosas para nivelarlas y no dejar ladrillo sobre ladrillo. La única manera de establecer una comunicación de cualquier tipo es cuando ambas partes hablan el mismo idioma o tienen un protocolo de comunicación compatible y este es el único que entienden ellos.

Siempre que paso por un aeropuerto me sorprende la candidez con la que vivimos. Da igual si un tipo mira el tamaño de tus botellas de líquidos si en el mismo edificio, en la parte insegura, cualquiera puede hacer lo que quiera y ese es un lugar en el que una persona con un bulto enorme no es sospechosa. En aeropuertos estadounidenses, en los dos aeropuertos de Estambul y en algunos de Asia, no puedes entrar en la terminal sin que todos los bultos que lleves pasen un control de seguridad. En Europa, asumimos que nadie irá a ese recinto lleno de gente para hacernos daño porque nosotros no lo haríamos. La letra con sangre entra y en nuestro caso, ya estamos llenando garrafas y parece que vamos a necesitar un montón más para despertarnos y tratarlos como se merecen.

Hoy, como todos los días de la semana, pasaré por la mayor estación de trenes de los Países Bajos y mientras camino rápidamente por la misma, lo haré con la sensación que es cuestión de tiempo que nos golpeen allí. Mañana, además de ir por ese lugar, estaré en un aeropuerto. Justo el último lugar del mundo en el que querría estar.


4 respuestas a “Hacia donde vamos”

  1. Totalmente de acuerdo con lo que dices, esa gentuza hay que barrerla de la faz de la tierra cuanto antes, además no es difícil y es barato si les echas un gas matarratas, lo malo es que se entremezclan con gente inocente que palmaria con ellos, no es fácil la solución, a lo mejor es tomárselo en serio e invadirlos y acabar con ellos, en plan de «no prisioneros» como aquellas memorables escenas del ataque contra el ejército turco en «Lawrence de Arabia» con aquellas escenas que con cuchillo en mano se pone las bota el Lorenzo con sangre hasta las cejas…jajaja
    Salud

  2. Virtu, lo del gas matarratas era broma, pero lo de acabar con ellos a toda costa, se hace estrictamente necesario, esos marranos se aprovechan de las circunstancias economicas de las familias para que dándoles pasta, entre otras cosas, alguno de los suyos se inmolen cargándose de paso toda le gente inocente que puedan, así que son ellos o nosotros, y yo prefiero que sean ellos, sinceramente.
    Salud

  3. Bueno parece que el buenismo no funciona, así que es razonable buscar otras soluciones y dejar de hablar, que no sirve de nada. Yo voy a seguir viajando y eso es lo que hay, sino no vives, pero te meten el susto en el cuerpo (de hecho tengo uno programado muy en breve). Lo que me parece que hay que poner más medidas de seguridad en todos los transportes públicos. Hoy en la mañana en el telediario ponían un viaje en tren de periodistas desde la EStación central de Bruselas a París y no había ninguna medida de seguridad, ni siquiera les miraban los equipajes por escáner y así parece que no se puede seguir, aunque también han puesto en Pakistán uno que se ha inmolado en un parque infantil, qué se hace con eso, coño.