Hairspray


Si vemos como ha ido evolucionando el cine a lo largo de las décadas nos damos cuenta que algunos géneros están en este momento atravesando malos momentos en cuanto a su presencia en la pantalla. Uno de esos es el musical, que llega muy de cuando en cuando porque no parece contar con el favor del público. Lo extraño es que mientras esto sucede, los musicales de Broodway están en plena era de Oro, con llenos rotundos diarios y recaudando millonadas. Es una lástima porque un buen musical te hace salir del cine saltando, cantando y bailando y encantado de la vida. hoy hablaremos de Hairspray.

Una julay encochinada quiere ser artista y estar en el candelabro

Con esta película no hay lugar a engaño. Quince segundos después de comenzar se escucha una musiquilla y la protagonista comienza a cantar y ya no paran hasta dos horas más tarde cuando llegan los títulos de crédito. Supongo que sabéis que esta es una versión de otra película de hace veinte años y he de decir que me gusta más la nueva, han logrado pulir las salidas gores del director de la primera y el producto es mucho más asequible. Esta es la historia de una chica obesa o encochinada que no ve su aspecto como una limitación y solo aspira a participar en un programa de televisión local en el que jóvenes adolescentes cantan y bailan al ritmo de la música de los sesenta. Es una época en la que la segregación aún existe en los Estados Unidos y desde la televisión se intenta transmitir una imagen no muy cercana a la realidad. Nuestra chica salvará todos los obstáculos para conseguir su sueño y en el camino se rodeará de un montón de gente de diferentes razas que aprenden a convivir entre ellos gracias a la honestidad y sencillez con la que ella los trata. Por supuesto hay una mala malísima que no quiere que las cosas cambien y que está protagonizada por una soberbia y maravillosa Michelle Pfeiffer por la que no parecen pasar los años y sobre todo hay que descubrirse ante la madre de la chavala, una mujer gorda y acomplejada interpretada por John Travolta, el cual borda su papel y resulta totalmente creíble. Todos cantan, todos bailan, se lo pasan bien y esa alegría y buen rollo se transmite al espectador que no puede evitar ver como se le dispara la pierna y esa mano boba con la que sujetas el cubo de palomitas de maíz se te va sola.

Imagino que la película pasará sin pena ni gloria por la cartelera por ser un musical y es una lástima porque está a años luz de muchas de las cosas que hay en cartelera. Vete a verla, olvídate de tus prejuicios y atrévete a regalarte dos fantásticas horas de buen cine. Seguro que no lo lamentarás.
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