Hoja de ruta del 2016


No solo se mira hacia atrás al comenzar un nuevo año. También resulta muy conveniente mirar hacia el futuro y hacer multitud de promesas que no cumplirás y así, cuando unas décadas más tarde lo lees, te echas unas risas. Por supuesto, existe una larga, larguísima tradición en hojas de ruta del mejor blog sin premios en castellano y de hecho, ahí como quien no quiere la cosa esta es la duodécima edición de una saga que viene desde el año 2005 y continuó en los años 2006, 2007, 2008, 2009, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014 y 2015.

En el tredécimo (ordinal que rescatamos del olvido y aireamos un poco) año del lugar en el que Nada es lo que parece y en la segunda década del blog, una vez más apuesto por ningunear e ignorar las redes asociales en las que no me veréis y podéis especular sobre si he muerto o no.

Vamos primero con cosillas que quiero hacer y seguramente no haré o cosillas que no quiero hacer y me obligarán a ello. Mi amigo el Rubio está empeñado en que corra, algo que no entiendo porque yo gracias a la DosDedos, esa dieta mágica y maravillosa no subo de peso. Aún así dice que caminar más de diez mil pasos al día no es suficiente y está haciéndome un marcaje que no veas. Primero empezó corriendo él mismo, después convenció a sus Primera Esposa y ahora parece que me ha llegado la vez. Yo ya me compré los zapatitos hace meses y ahora quiere que los use. Esperemos que esta sea de las que fallan. También me he propuesto vaciar el congelador, comiéndome todo lo que atesoro y no volviendo a congelar nada hasta que esté vacío. Esta va a ser una de las cosas más difíciles porque implica que estaré durante semanas a base de magdalenas, sin mis cruasanes, bollos suizos, rollitos de canela y similares. En fin, que algún Dios me de fuerza. También quiero buscar y encontrar un nuevo trabajo, aunque habiendo dicho eso mismo todos los años desde el 2003, resulta poco creíble.

En lo relativo a los viajes de los que se nutre la bitácora, sé a ciencia más que cierta que iré a Málaga en enero, a Estambul en febrero y a Munich y Gran Canaria en marzo. El resto está por decidir. Me gustaría repetir con las Filipinas, volver a Italia y quien sabe a qué otros lugares. En mi lista de posibles sigue Viena, GDansk, Sicilia, Génova, Toledo y Bilbao. Me gustaría repetir con Lisboa y por supuesto, Roma.

Este año, mi objetivo es la cuarta y quiero ir a ver más de doscientas películas al cine. Habiéndolo logrado los tres últimos años, no debería tener problemas para repetir la azaña y el único gran impedimento en el camino es que no hayan películas de esas con las que repito varias veces.

Seguiré añadiendo fotos a la bitácora. De cuando en cuando volveremos a ver viejas conocidas que entran en el club de las 500 y el 2016 va a ser el año de Vietnam, aunque dependiendo del hastío intercalaré otros lugares. Por supuesto también aparecerán fotos de comida, aunque en este caso será en los resúmenes semanales. También me tengo que volver a poner las pilas y procesar las del año pasado que por falta de tiempo se me comienzan a acumular.

Entre las cosas que sí que podemos dar por sentado es que casi todos los lunes tendremos un Resumen semanal, con sus fotos de comida para que cunda la envidia más cochina. También aparecerán fotos de Bicicletas y Cervezas según se tercie.

Siempre resulta difícil saber si añadiré alguna receta nueva a mi pequeño libro de recetas de cocina, pero visto que el año pasado puse varias y que tengo unos cuantos candidatos en rotación, es más que probable que en el verano, cuando no lee casi nadie, lo haga.

Como siempre, este es mi diario, mi visión del universo, del mundo y de todos los terruños excepto truscoluña y continuaré desvariando y narrando mi historia en la categoría de Reality sucks. Como es tradicional, repito que escribiré la legendaria trilogía Láctea, esa obra maestra de la zafiedad que cambiará la percepción que ninguno tiene de mi y que consta de tres episodios titulados Leche machanga, carne de machorra y leche mangorra y puedo confirmar que no lo haré.

Todos los años me planteo escribir un libro y después no lo hago, por aquello de no joder este párrafo y por tener algo que sigue estando en el futuro. Esto no es totalmente cierto ya que si juntamos todas las anotaciones que hago a lo largo del año, sale un pedazo de libro gordo que no veas, aunque sin tema específico. De hacer el libro, sigo pensando que el mejor tema es el de una chama que se encoña de rabo aunque tras escuchar los gemidos en el cine, debería añadirle que el julay le pegue tremendas hostias a la pava porque parece que eso le mola a las hembras hoy en día. Nos pegamos años escuchándolas pedir la emancipación, la igualdad de oportunidades y todo lo demás y al final, nada como un buen hostión. Por suerte no lo escribiré.

La idea del Porcas de Distorsiones continúa aflorando en mi cabezón de cuando en cuando pero me da miedo porque borraría de mi agenda aún más tiempo que no tengo. De la misma manera, hasta he pensado en hacer uno en el llutuve en vídeo, pero me da pánico pensar que le guste a la gente y me entre la vanidad y las ganas de ir al peluquero más de las tres veces al año que voy hoy en día para que no se rían de mi y me llamen el micrófono.

O sea, como en años anteriores, Más de lo mismo que todos sabemos que cuando algo funciona lo mejor es no cambiarlo. Sigo siendo un firme creyente en la regla de las dos anotaciones diarias, salvo por los lunes como este en los que casi siempre hay tres y espero que mi ritmo no decaiga y se mantenga durante el 2016 en Distorsiones.

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