Julieta


Si hay un director español famoso, ese es sin lugar a dudas Pedro Almodóvar y más después del cejazo con lo de Panamá y su doble rasero. Por aquí lo he seguido desde tiempos inmemoriales y así tenemos rastros de él en la entretenida película La mala educación o la fabulosa Volver, la también buena Los abrazos rotos he incluso con sus dos últimas mierdas, La piel que habito y Los amantes pasajeros. Por eso, cuando me enteré que se estrenaba su última película en Amsterdam a mediados de agosto, fui al cine a ver Julieta, película que en España pudisteis ver allá por abril.

Una julay está desbaratada porque no pilla güifi gratis en su keli o algo parecido

Una chama ya viejuna está medio traumatizada y como que deja al novio que la empala y se muda a una keli cerca de donde vivía con su hija hasta que a ésta le dio un pronto raro y la dejó o algo así. La chama empieza a recordar cosas del pasado mientras vive el presente y tenemos varias líneas argumentales que transcurren en tiempos distintos y que al final, de alguna manera, se tendrán que condensar en uno de ellos.

Contar tres o cuatro historias en una en paralelo es una receta para el desastre cuando se trata de mí, que soy más bien lineal y que cuando me pones a saltar de una a otra como si hicieras zapping, yo me diluyo y pierdo el interés. El problema es siempre el mismo, no todas las historias pueden ser igual de buenas así que hay partes que me la traen al fresco y partes que me fascinan. En este caso, lo de Galicia con el pescaó estaba super-chachi pero lo del Madrid actual y los traumas de la vieja, como que me la traían muy, pero que muy, floja. Hay algo que falla en esta especie de puzzle y se ve más aparente cuando llegamos al final y no tenemos muy claro cuál es la historia que nos están tratando de contar. La película se toma demasiado en serio a sí misma y no termina de cuajar. Entretiene pero no fascina. En ciertos momentos, los diálogos se notan demasiado falsos y lo mismo pasa con esos planos de artisteo en los que la cámara se mueve desde un sitio a otro sin que los espectadores tengamos ni puta idea de lo que está pasando.

La que se tiene que montar en un cine con miembros del Clan de los Orcos obligados a ver esto. Seguro que no queda butaca sin rajar. Esto es caldo de cultivo para sub-intelectuales con GafaPasta que seguro que se revuelcan de puro gusto en todas esas metáforas visuales que yo soy incapaz de procesar. Película pasable pero demasiado lenta y densa. Perfecta para echarte una siesta sin que te pierdas mucho.


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