La ayuda


Hace poco leía un artículo en el que confirmaban que lo que nos separa de las bestias son los pelos en el culo ?? y los comportamimentos sociales. Yo por suerte estoy bien surtido de los unos y los otros. La última vez que estuve de visita en casa del Rubio acordamos que este fin de semana lo ayudaría con los niños. Su Primera Esposa se iba a pasar el fin de semana en Londres con dos amigas y él se quedaba solo a cargo de las tres Unidades Pequeñas. Como cuidar de las tres fieras es una tarea épica, su esposa le dio a elegir entre un fin de semana con su más-mejor-amigo o su suegra. Visto el panorama, me dejó bien claro que este era el tipo de actividades que no se rechazan a menos que quieras perder un montón de puntos de karma y quedamos en que yo iría a su casa de viernes a sábado con posibilidad de extender la visita al domingo.

Durante la semana fuimos negociando las condiciones y estaba claro que yo estaría a cargo de la intendencia culinaria. Después de pensar en las cosas que les gustan y que son fáciles de preparar opté por llevar una tortilla de papas con cebolla, unos pasteles de papa con beicon y queso parmesano, un pastel de arándanos azules con suero de mantequilla y limón y los ingredientes necesarios para hacer en su casa un brownie. El jueves, después de volver del cine me puse manos a la obra y lo hice casi todo:

Además de lo mostrado, eché en la mochila algunas cosillas para tapear y eso. A las cuatro salía del trabajo y me iba directo a casa del Rubio y a las cuatro y treinta y seis nos encontrábamos en la estación de tren de Woerden. A partir de ese momento comenzaba una actividad frenética. Yo me encargaba de preparar la cena, con hamburguesas y verduras hervidas para acompañar la tortilla y mientras el Rubio se iba a clase de natación con la segunda Unidad y más tarde llegarían a la casa las unidades número uno y tres. A las seis y media nos juntábamos todos para cenar y a las siete y media se iba el Rubio a un campeonato de tenis en su poblacho, regresaba a las ocho y cuarto y se volvía a ir a las nueve y media y entre ambos partidos teníamos que colocar en la cama a las unidades pequeñas número dos y tres. Después yo me quedaba viendo la tele con la unidad pequeña número uno y cuando él llegaba esta última unidad se iba a la cama. Nosotros seguimos hablando y bebiendo pero procuramos no acostarnos tarde ya que el sábado el Rubio se iba a las ocho con la unidad pequeña número dos a un partido de fútbol y yo me quedaba con las dos restantes preparando Pannenkoeken para desayunar:

pannenkoeken

pannenkoeken , originally uploaded by sulaco_rm.

Después hice un brownie para tener algo que golosinear durante el día:

Brownie

Brownie , originally uploaded by sulaco_rm.

Cuando todos estábamos en la casa y con un día glorioso en el que llegamos a los ocho grados de temperatura, nos echamos todos al jardín. Los chiquillos quemaban calorías en la cama elástica que tienen en el mismo y yo movía dos mil kilos de tierra para tapar agujeros en el césped y tratar de nivelarlo, ya que el Rubio vive en una zona del país que está a cuatro metros bajo el nivel del mar y hay que echar tierra todo el tiempo o desaparece el jardín. Cuando acabamos de poner tierra, nivelarla, plantar las semillas para el césped y regarlo todo, almorzamos y tras poner a los chiquillos en movimiento nos fuimos al cine a ver De Croods, mi tercera vez con esa película y mi tercer idioma ya que la he visto en español, en versión original y en holandés. Para la unidad pequeña número 3 era su primera vez en un cine y lo flipó en colores. Al salir del cine ya estaba más o menos decidido que yo extendía mi visita hasta el domingo y regresamos a la casa, preparamos juntos algo para cenar, comimos y yo caí muerto en el sofá. Lo de mover los dos mil kilos de tierra fue una tarea que yo hice en un setenta por ciento y él la parte restante y aunque no se notara, el esfuerzo agota. Me quedé dormido en el sofá a las ocho y tenía algún momento de lucidez de cuando en cuando pero no fue hasta la medianoche en que me desperté. Entonces nos pusimos a tapear, beber y hablar y al final no acabó la sesión hasta las tres y pico de la mañana.

El domingo a las ocho y media los chiquillos ya estaban pidiéndome desayuno y exigían repetir con los pannenkoeken, así que volví a hacerlos. Después de eso nos sentamos a disfrutar del buen tiempo en el jardín y alrededor del mediodía me despedí de todos ellos para irme a Amsterdam y hacerme una sesión doble en el cine. Todavía hoy estoy agotado ??

Esta tarde me encontraba con la Primera Esposa en Utrecht y ya le he dicho que este tipo de eventos, uno cada año como mucho o hay que avisar a su madre y que se venga para el norte porque yo más de uno al año no puedo. Este fin de semana que viene tampoco descansaré, me voy a casa del Turco y aunque no me quiere decir que vamos a hacer, está maquinando algo ??


5 respuestas a “La ayuda”

  1. No sé cómo te lo montas para poder llevar semejante cantidad de comida a casa de tu amigo en una mochila sin que sufra ningún desperfecto. ¿La llevas en tuppers planitos en vertical? Porque en horizontal dudo que la lleves. Y por otro lado hace tiempo que no posteas sobre tu jardín. ¿Ya le has echado horas para ponerlo a punto para la primavera?

  2. En horizontal en la mochila de cuarenta litros. En la recepción de mi empresa me preguntaron si me iba de viaje cuando me vieron llegar.
    No he tocado el jardín porque seguimos de invierno ….

  3. A mi me parece un ejercicio sobrehumano, pero tu, parece que lo disfrutas un montón, así que, «sarna con gusto no pica». 🙂
    Salud

  4. Genín, usamos una carretilla enorme y de diseño, con dos ruedas. Yo calculo que hice unos treinta y pico viajes con tierra. Esa fue la parte dura. Aplanar, plantar y regar fue más sencillo. Fue agotador pero no tengo agujetas, así que tampoco resultó tan malo. Otras cosillas que hemos hecho juntos han acabado con ambos baldados tres días.

  5. Por ese tipo de trabajillos…yo acabé poniendo el césped artificial. Aunque, antes de que lo piense alguien, sé que no hay nada como el natural (el olor a recién cortado, la gracia de plantarlo, de verlo crecer, etc.); pero el trabajo que me he quitado de encima, mantendrá mis articulaciones en mejor estado algún tiempo más (al menos eso espero).