La barbería en la calle


La barbería

En Vietnam tenemos a los emprendedores que no necesitan ni alquilar un local para poner su negocio. Ya hemos visto a las chamas que con una bicicleta se convierten en empresarias y llevan toda la merka sobre y expuesta en la bicicleta y tienen la jeta de ponerse en la misma puerta del mercado para robarles clientes. Hoy vemos a uno que aprovechó la calle para cumplir el sueño de toda su vida y abrir su barbería. Un plástico por encima por si llueve, un espejo en la pared y listo, una barbería. Los precios eran de caerte pa’trás de la impresión y como se puede ver en la foto, el chamo tiene clientela. En Asia, yo solo me he cortado el pelo en Birmania o el país ahora conocido como Myanmar y en Tailandia. En el primero, por menos de un leuro fui a una peluquería de puro lujo Meri-Lleín en donde me trataron como un maharajá y hasta asignaron a uno que sabía al menos quince palabras en inglés para que tradujera mis instrucciones al barbero. Les intenté dar una propina similar al precio, ya que era de risa y se cabrearon conmigo. En Tailandia, en Chiang Mai fui a un peluquero que en lugar del espejo horrendo delante para que veas como te tortura tenía una tele plana gigantesca que ponía en el canal que tú querías, poco menos que además de pelarme me agarró el cipote y lo agitó para ver si salía el genio de la lámpara como en la película de animación y me cobró creo que menos de dos leuros y en los días siguientes, cada vez que me veía por la calle, agitaba tanto las manos que el efecto mariponsón provocaba tornados fortísimos en gringolandia.

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5 respuestas a “La barbería en la calle”

  1. En Truscoluña, de toda la vida lo han hecho. Busca en la red putas mercado boquería y verás que digo verdades como truños.

  2. Mi amigo el Turco y un servidor fuimos testigos de varias mamadas en la misma puerta. Fue en el fin de semana del comienzo de la gira 360º de U2. Las putas no daban miedo, el caguelo te venía con los ladrones que rondaban por allí. Fue mi última vez en esa ciudad y el momento en el que la incluí en la lista negrísima