La ceremonia del pesado


Siendo este mi tercer viaje al Sudeste de Asia, una de las cosas que he aprendido de los dos anteriores es que hay que viajar ligero, muy ligero. Con una mochila a tu espalda y otra por delante lo último que necesitas es deslomarte con el peso. Por eso, la ceremonia del pesado es el momento fundamental en el que decido las cosas que me voy a llevar y aquello que dejo. Mi objetivo es quedarme con menos de diez kilos incluyendo la mochila y la funda de protección de la misma, peso al que habrá que sumar el equipaje de mano con la cámara, el iPad, el iPhone y los cargadores correspondientes. Hoy me he puesto a hacer la maleta, algo que no me toma mucho tiempo ya que tengo una buena lista y puedo ir recogiendo las cosas sabiendo que no me olvido nada y a falta de terminar, tengo lo siguiente:

  • mochila: 1550 gramos
  • funda mochila: 328 gramos
  • trípode con funda: 1425 gramos
  • sábana momia: 173 gramos
  • toballa: 390 gramos
  • cholas calamar: 362 gramos
  • mochila impermeable: 325 gramos
  • bañador: 136 gramos
  • pantalón: 232 gramos
  • camisetas: 574 gramos
  • gallumbos: 206 gramos
  • calcetines: 266 gramos
  • varios: 1396 gramos

Todo esto da un total de siete mil trescientos sesenta y tres gramos con lo que aún tengo algo más de dos kilos y medios para cosillas que añadiré a última hora. Si todo sale bien, estaré en los nueve kilos, mil gramos por debajo de mi objetivo. Tampoco se crean que volveré con mucho más. Es probable que regrese con un peso bastante similar ya que no soy de comprar un montón de cosas por el camino puesto que todo lo que compres lo has de cargar.

De las cosillas que he nombrado, la funda para la mochila me permite facturarla como un gran bolso con candado y que no viaje con todos los cabos y cosas que tiene sueltas. La sábana momia es como un saco de dormir hecho con sábana por si se diera el caso que en algún lugar la cama me parezca muy hedionda, aunque en este viaje no creo que la use ya que conozco todos los hoteles y hostales en los que me voy a quedar de antemano y son todos de lo mejorcito. La bolsa impermeable me vale como mochila para llevar a la playa o si hago alguna excursión en barco y además para llevar la ropa sucia entre destinos y así evitar que me hieda todo lo limpio a güevos sudados hasta el infinito y más allá. El pantalón (o los pantalones, ya que llevo uno puesto que no cuento en el peso a cargar) son especiales para ese clima, transpiran un montón y además de muy ligeros se pueden dividir a la altura de las rodillas y convertirse en pantalones cortos, con lo que los puedo ajustar cuando entre a los templos y al salir volver a usarlos como pantalones cortos. En la sección de varios tenemos champú, acondicionador del pelo, insecticida deet para los mosquitos, píldoras de la malaria, betacaroteno, bronceador, gel de aloe para después del bronceado, el kit de emergencia, maquina de afeitar, hojillas, gel de afeitar, cepillo de dientes, impermeable, pulseras con insecticida, chubasqueros de usar y tirar y algunas cosillas más que no puedo ver bien porque ya están en la mochila.

En fin, que los preparativos ya están muy avanzados, la cuenta atrás vuela hacia el momento de la partida y yo ya lo tengo casi todo preparado, incluyendo una ingente cantidad de contenido para la bitácora.

Con la ceremonia del pesado y el llenado de la mochila, casi que comienzan las vacaciones.

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2 respuestas a “La ceremonia del pesado”

  1. Optimización 100%, hasta el mínimo gramo, si señor… (la pasta de dientes no la llevas? te arriesgas a comprarla allí?)

  2. La pasta de dientes está incluida en el grupo de varios. Tampoco tendría ningún problema en comprar allí, se venden las mismas marcas que en los Países Bajos.