8. La Gayola y los amigos der Dani


Seguimos el lento devenir de la historia der Dani y antes de entrar en este nuevo episodio es conveniente recordar en donde comenzó todo para aquellos que han llegado despistados. La historia comienza con 1. Todos queremos ser como er Dani, continúa con 2. Conozcamos ar Dani, y se desarrolla plenamente en 3. Lugareños der Dani, 4. Conocidos der Dani y 5. La Carmen, hermana der Dani. Toma algo de aire antes de abordar 6. Er Dani y la metrosexualidad y el último episodio hasta ahora, llamado 7. Camino del restaurante con er Dani. Los habituales seguro que se acordarán que nos habíamos quedado a la entrada del restaurante.

Son muy pocas las ocasiones que tenemos a lo largo de nuestra vida de poder ver una entrada triunfal, una de esos momentos que se graban en nuestra corteza cerebral y quedan indelebles hasta nuestra muerte. Por eso, cuando traspasamos el umbral del restaurante, tras cruzar las sinuosas veredas que se habían formado entre las mesas de los clientes y pasamos bajo el arco que separaba la sala principal del pequeño reservado, un murmullo se alzó entre los amigos der Dani.

Allí, en toda su gloria, por primera vez en vivo y en directo podían ver a esa hembra de la que tanto habían oído hablar. Ella, falta de modosidad, se atusó la melena, desplegó la más tórrida de sus sonrisas y los saludó a todos. – Hola chicos – Tras semejante declaración de principios se lanzó como un buitre hacia el primero y empezó a repartir besos a conciencia.

La Gayola, la dama en cuestión, siempre ha gozado de cierta popularidad entre los amigos der Dani. No sucede muy a menudo que uno de tus colegas se está follando a dos hermanas casadas y con hijos y que ambas sepan que la otra también está disfrutando de los mismos placeres carnales con el mismo hombre. Sólo en una familia muy especial se dan estas circunstancias. La Gayola pertenece a uno de esos clanes. Es incluso capaz de salir con su hermana y er Dani y sabe que la que consiga llevárselo al huerto será la que le hinque el diente esa noche. Entre hermanas no hablan de infidelidad ni tonterías similares. Parece ser normal y aceptable en su familia el que estén dejando a sus maridos a la altura de un Vitorino, con unos cuernos de impresión. Ni siquiera le dan importancia a este hecho.

Por eso y por mucho más, cuando er Dani entró en el comedor todos los ojos se abrieron para comprobar el material y me temo que quedaron un poco decepcionados. Lo que se encontraron fue una hembra vulgar y corriente, tirando a morcillona, de pelo oscuro y gafas de pasta cual presentadora del un, dos, tres. Los patotes robustos de la Gayola estaban bien cubiertos por unos vaqueros que sólo nos permitían la visión de aquellos tobillos gordos como morcillones. Esos tobillos eran los que sujetaban al cuerpo unos patotes con dedos grandes como hamsters, con unas uñas pintadas de un rosado incasdescente. No se podía ver la cantidad de muslo que había bajo los pantalones, pero debía ser bastante considerable. El cinturon de acero inoxidable, comprimía la cintura de una forma obscena y demostraba la calidad de la que estaba hecho al aguantar la terrible presión que debía estar soportando. La camisa de buena tela permite ver las razones por las que er Dani está emperrado. Siempre hemos escuchado el refrán dos tetas como dos carretas y al mirar a esa mujer las vimos frente a nosotros, la imagen que creó el refrán. Uno puede imaginar las pajas rusas que habrán cruzado ese canalote, los sobados de toda esa superficie curva. Ni siquiera las heroínas de los comics mantienen un pecho tan increíble. Tras las virtudes llega la decadencia. Todo lo que gana en los pechos lo pierde en la cara. Un hocico vulgar y mal pintado, unos ojos hundidos y medio torcidos, una frente sucia y un pelo mal cortado. Los ojos los trataba de ocultar con unas gafas de sol, pero eventualmente se las tuvo que quitar para no descoñarse contra algo al no ver nada.

Tras las presentaciones de rigor tomamos asiento. Allí todo el mundo había terminado de cenar. Me resulta curioso que se celebre una cena de cumpleaños y todo el mundo coma antes de que llegue el agraciado. Todos lo conocen y debían saber que eso iba a ocurrir. El grupo de colegas era bastante compacto. Todos parecían compartir la afición der Dani por el deporte. Cuerpos compactos, de abultados músculos y burdas definiciones musculares. Me enteré que varios de ellos trabajan en el cuerpo de bomberos de la ciudad de Málaga. Uno me sonaba muy familiar y me confirmaron que era el primo de un famoso comentarista de tertulias televisivas, esos programas en los que se despelleja gratuitamente a los famosos y no tan famosos.

Todos gritaban y reían haciendo bromas, soltando tacos y diciendo burradas. Estaban comiendo cordero y pidieron más para nosotros, junto con una ensalada «vegetal» para la Gayola porque resultó que no come carne. Un absurdo silencio recorrió la mesa cuando pidió su ensalada vegetal y tras la pausa que nos permitió comprender en su plenitud el significado de la frase, prorrumpimos en risas salvajes. Ella no fue capaz de apreciar su fina ironía y se ofendió porque nos reíamos de ella. Mientras traían la pitanza, er Dani se acordó de la botella de whisky y la volvió a agitar, enseñándosela a todos y ejecutando su famosa danza del dale, Don, dale haciendo como que follaba la botella mientras le arreaba cachetes en su culito. La Gayola no se pudo contener y le empetó un Qué más quisieras tú que poder follarte a una tía así. De nuevo nos quedamos todos en silencio y a continuación volvieron las risas, esta vez dirigidas hacia er Dani, que se había tornado rojo de la vergüenza. Trató de rebatirlo con algún tipo de incoherente respuesta que no supimos entender y acabó hundido en su asiento, tratando de hacernos ver que no pasaba nada.

Tras una espera que se me hizo muy corta llegaron las bebidas y la comida. Mientras media mesa jaleaba y gritaba, nosotros comíamos a plena velocidad. La Gayola desplegaba sus sobradamente preparadas artes sociales y nos sorprendía agarrando el tenedor con el dedo meñique estirado. Supongo que trataba de enviar algún tipo de señal que nos indicara que es una mujer culta y socialmente curtida, pero falló miserablemente en el intento y lo que nosotros vimos fue que comía agarrando los cubiertos igual que cualquier maricona vieja que se precie agarra la taza de café para demostrar su incultura.

Aprovechamos este punto para interrumpir el relato. El próximo capítulo, llamado Las verdades de los amigos der Dani nos descubrirá algunos secretos que mejor sería que nunca fueran revelados

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2 respuestas a “8. La Gayola y los amigos der Dani”

  1. Bueno, bueno, bueno. Bien sabes que llevo tiempo sin leer asiduamente tú página pero, hoy no he podido resistir la lectura de todos los capítulos de «er Dani». No tiene esperdicio, es tu más puro estilo.
    No veo porqué sorprende a nadie el que escribas las cosas que relatas y que luego vuelvas al origen de la historia, de no hacerlo así, ¿cómo podríamos conocer el final?.
    Gracias por estos ratos, nos hacen más ameno el día y descubrir el mundo real.

    Muy bueno