La guerra de las Falacias. Episodio decimonono. Siempre lo mejor


?? Hace poco, poco, tiempo

en una falacia muy cercana

vivía un marico viejo y requeteoperado

que engañaba al prójimo deseándole todo lo mejor

SIEMPRE

 

La Princesa de las Olas contacta

con alguien del alto mando

para discutir estrategias vitales para la Alianza

ese grupo de autores de bitácoras honestos

que luchan por crear cosas interesantes

en un mundo dominado por la vulgaridad

y la mediocridad de hechiceros

calvos, maricos y hediondos.

 

Lo que la Princesa no sabe

es que su comunicación ha sido intervenida

por el Gran Hechicero marico

la más sucia y rastrera de todas las perras

que pululan por el Reverso Asqueroso

ese barrio que está en el lado equivocado de la Fuerza ??

 

Todo lo mejor siempre, Princesa de las Olas. Te saluda Octavia, la Primera pluma del sindicato de escribidores de la Alianza ? dijo una imagen de una joven de aspecto radiante y discretamente maquillada que sonreía mostrando una dentadura perfecta. En sus manos sujetaba una pequeña pantalla sobre la que garabateaba rápidamente. Detrás de ella se podían escuchar unas cascadas y el canto de pájaros.

Gracias, Octavia. Como sabes, la Alianza ha sido traicionada y una banda de zarrapastrosos ha tratado de tomar el control y engañar a nuestros seguidores. Tenemos que deshacer el daño y propagar esta noticia para que todos se anden con cuidado. Tú tendrás que escribir el mensaje que distribuiremos a través de todas nuestras bitácoras ? dijo la Princesa de las Olas mirando hacia el holograma que tenía frente a ella ya que ambas estaban separadas por varios universos.

Princesa de las Olas, yo conjuraré a los hados e hilvanaré la más bella de las odas. No temas nada, la Alianza saldrá de esta y pronto este episodio será parte de nuestro pasado ? dijo Octavia sonriendo.

En tus manos está el futuro de la Alianza, dependemos de ti ? y mientras decía esto vibró el holograma de Octavia y la imagen cambió para mostrar una habitación sucia y llena de basura en la que acababa de entrar un hombre.

Maricón, que te tengo dicho. ¿Ya estás de nuevo engañando gente honrada con tus fantasías de marico desquiciado? ? dijo el hombre. Octavia se agitó pero su cara seguía mostrando la misma sonrisa que la pintaba antes de esta interrupción.

¿Qué sucede? ¿Quién es ese hombre? ¿Qué está pasando? Dime, Octavia ? preguntó la Princesa con un tono preocupado en su voz.

Nada, Princesa de las Olas, siempre todo lo mejor. No sucede nada, todo está ?? ? y en ese momento el hombre volvió a interrumpir.

Pero qué dices, maricón, como que Octavia, si tú eres la Ramira, la única zorra del barrio con polla. Espera que te descubro ? y mientras lo decía pulsó algún botón y el holograma de Octavia fue substituido por la cara de un marico viejo y calvo, con una nariz como una trompeta y cuyos dientes parecían peleados unos con otros porque ninguno apuntaba en la misma dirección.

Pero que has hecho, deja eso ? y la Princesa escuchó una voz sucia y fea, como de hechicero acabado ? déjalo, déjalo, no toques nada.

¿Alguien me quiere explicar lo que sucede? ? preguntó la Princesa de las Olas.

Yo lo haré ? dijo el hombre. ? Aquí el marico viejo es mi esposa, la penca que empalo todas las noches y que por las mañanas me limpia la casa, me lava y plancha la ropa y me cocina para que todo esté impecable porque para eso le permito vivir en esta casa. Lo malo es que este puto es bicho malo y cuando no me lo encuentro haciendo como que es un hechicero es porque se está haciendo pasar por una Octavia o cualquier otra mujer y contando mentiras a quien tenga la mala suerte de escucharlo. Ni es Octavia, ni es hechicero, ni es mujer, ni es nada. Es un come mierda que siempre anda enredando y al que saqué del callejón en el que mamaba rabos por dos céntimos ? dijo el hombre de una forma harto contundente.

Pero ?? ¿no eres la Primera pluma del sindicato de escribidores de la Alianza? ? preguntó la Princesa, mirando preocupada.

Pluma si que tiene el hijoputa. Una hartada de ellas. Anda que no se ensañaron con él de pequeñito. Tiene un ramalazo de que te cagas, pero escribir sí que no, que esta perra vieja estudió secretariado y contabilidad y se ha curtido bajo las mesas de muchos despachos comiendo nabos a destajo para suplir sus carencias. Este no sabe ni cómo coger un bolígrafo ? dijo el hombre mientras a su lado, Ramiro, ese que inicialmente conocimos como Octavia, gimoteaba y se cubría esa horrenda cara con una manos feas y bastas de uñas arrasadas.

¡Por favor, por favor, déjalo ya! Todo lo mejor, siempre. Yo no soy así. Soy bueno y solo quiero que me vean como la bella mujer que llevo dentro de mí ? dijo Ramiro gimoteando.

¡Calla maricón! Mírate al espejo. Si das miedo con esa cara de penca vieja. Mucho holograma de chica guapa pero por la noche me despierto a veces y salgo corriendo de la cama del miedo que das, que pareces la Reina de los Orcos y apestas igual que uno de esos bichos

No ?? no – gimoteó

Bueno, está claro que me he equivocado ? dijo la Princesa concluyendo la conversación.

Princesa, no te vayas, yo no soy así. Todo lo mejor, siempre, todo lo mejor ??

¡Mira que te doy, maricón! Vete a la cocina a prepararme la cena que me echo un pitillo y ahora voy pa’ya

La Princesa cortó la comunicación. Pulsó otro botón y unos instantes más tarde apareció un hombre frente a ella al que sonrió.

Gabriel, nos han traicionado. Alguien ha conseguido acceso a nuestra red. Se llama Ramiro y es un marico viejo y requeteoperado que se hizo pasar por una tal Octavia, primera pluma del sindicato de escribidores de la Alianza

Cambiaremos los códigos. No te preocupes. Nuestra será la victoria

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7 respuestas a “La guerra de las Falacias. Episodio decimonono. Siempre lo mejor”

  1. Como te despistes, es que se cuela cualquiera…. un cualquiera, quiero decir. Lo peor es que describes tan bien que te imaginas las escenas, y hoy no duermo tranquila, seguro! puargh

  2. Plus, gracias por avisar. Es Octavia y ya lo he corregido. Se me pasó por culpa del frenesí creador en el que estoy sumergido estos días.

    Virtuditas, Es como el Coco, pero en feísimo y hediendo porque no se cambia la ropa interior sino cada tres días, para ahorrar o algo parecido.

  3. El reverso zaparrastroso nos acecha continuamente porque nuestra luz les atrae como polillas, pero nuestra será también la victoria…