La iglesia de Boyana, el monasterio de Rila y el regreso


El relato comenzó en Un largo viaje a Sofia

Mi último día en Sofía lo reservé para una excursión. Tenía que estar en el punto de encuentro a las nueve de la mañana pero como por suerte era a unos trescientos metros de la casa, me levanté sin problemas, me preparé y me acerqué diez minutos antes de la hora. En total resultó que éramos seis personas.

Iglesia de Boyana

Iglesia de Boyana, originally uploaded by sulaco_rm.

La primera parada era a las afueras de la ciudad, en la Boyanska ts?rkva o Iglesia de Boyana, patrimonio de la Humanidad y una pequeña iglesia que se hizo en tres periodos distintos y que tiene unos frescos del siglo XIII (equis-palito-palito-palito) preciosos. Esta iglesia era de una familia hasta que en el siglo XIX se abrió al populacho. Es muy popular y hoy en día no se usa como iglesia. Para preservar los frescos las visitas se limitan a ocho julays y con una duración máxima de diez minutos. Los frescos son de lo mejorcito que hay en Europa. No dejan hacer fotos así que hay que conformarse con la de parte del edificio por fuera. Los frescos tienen imágenes que por primera vez en el arte religioso de esa zona, estaban en tres dimensiones y no en dos. Los que los hicieron se inspiraron en el señor feudal que mandó construir la iglesia y en la gente que vivía allí y quizás eso le da tanto realismo. Como en aquella época nadie sabía leer, los frescos son como cómics que cuentan una historia. Realmente espectacular.

Campiña en Bulgaria

Campiña en Bulgaria, originally uploaded by sulaco_rm.

Lo que vino a continuación fue un palizón. Dos horas y media para llegar al Monasterio de Rila, que está a unos ciento veinte kilómetros de Sofia. El problema son los últimos treinta, que se hacen eternos, por una carretera entre montañas que te menea como lavadora en centrifugado. Las vistas de las montañas desde la carretera eran muy bonitas.

En el vídeo que se puede ver aquí vemos la entrada al Rilski manastir o Monasterio de Rila. Este monasterio es el más grande y famoso del los monasterios ortodoxos en Bulgaria. Está en un valle del río Rilska a unos mil ciento y pico metros de altura. Lo fundó el ermitaño Iván de Rila en el siglo X (equis). Es una de las principales atracciones turísticas del país y por allí pasan cada año más de un millón de julays. De lo único que no tienen es monjes. Les quedan diez. Son una especie en peligro de extinción. Por este monasterio ha pasado hasta el Papuchi polaco

Rilski manastir

Rilski manastir, originally uploaded by sulaco_rm.

La iglesia principal está en el patio interior del monasterio y la podemos ver en la foto anterior. La iglesia es del siglo XIX (equis-palito-equis). La iglesia tiene unos frescos muy currados y está muy ornamentada. Por detrás del monasterio pasa el río y siguiendo un senderillo se puede ir a un pequeño cementerio en el que enterraban a los monjes y que estaba en un sitio muy pintoresco. En el monasterio estuvimos un poco más de dos horas antes de regresar a Sofia con otra quemada de carretera. Cuando llegamos, salí de nuevo a pasear por la ciudad sin rumbo fijo e hice el siguiente vídeo:

También lo podéis ver aquí. Es un documento asombroso y sencillamente único en el que podemos ver como en Sofia, la mayor parte de estancos y tienditas está en semisótanos, con una ventana hacia la calle en la que te agachas y pides lo que quieres. Alucinante. En el vídeo, sobre la mitad, se puede ver a un tipo en cuclillas que está comprando algo. No había visto algo así en ningún otro lugar del universo conocido. Algunas de esas tiendas son de alcohol. Por la noche algunas tienen medidas adicionales de seguridad, como una reja o algo así. Esa noche estaba tan encochinado después de comerme dos dónuts típicos en el monasterio y que yo creo que habían absorbido cada uno medio litro de aceite que opté por una cena ligera en restaurante de comida rápida. Al día siguiente me iba más que temprano así que me acosté pronto.

A las cuatro y cuarto de la mañana me desperté y descubrí con estupor y un terror casi finito que el calentador del edificio dejó de funcionar o se apagó y no había agua caliente. Visto el tema, me hice un chás-chás en las tres zonas críticas, me vestí y salí a la calle, en donde había un montón de taxis. Por seis leuros uno me llevó al aeropuerto, pasé un control de seguridad con cola en plan época comunista en la que me reí todo lo que quise con una pareja que llevaba dos botellas de alcohol de un litro cada una en el equipaje de mano, botellas de champú de medio litro y perfumes enormes y que gritaban como si los estuvieran desollando cuando se lo quitaron todo. Sobre las seis menos cuarto comenzó el embarque, salimos en hora y llegamos a Eindhoven a las ocho de la mañana. Desde allí fui en guagua a la estación de tren y en lugar de volver a casa, fui en tren directo a Hilversum a trabajar y aunque estuve todo el día obsesionado conque debía heder como jareas o el chocho de la tía Clara, curré como un campeón y a las cuatro más dormido que despierto me fui a mi casa y así acabó esta escapada el fin de semana antes del gran viaje del año.

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4 respuestas a “La iglesia de Boyana, el monasterio de Rila y el regreso”

  1. Te puedo asegurar y te aseguro que cuando se metía en el coche de mi padre no habían ventanas suficientes para que entrara aire limpio

  2. Joder sulaco, hasta tu comentario pensaba que la «tía Clara» era un ser irreal, y ¡vivía feliz en mi ignorancia! UF.
    Y no me extraña que te rieses con la pareja a la que sacaron los mil y un cachivaches prohibidos… a estas alturas de la película, se lo merecen por idiotas.