La iglesia de la estación de la colina de Bokor


Cuando llegas a lo alto de la montaña en el Parque Nacional de Preah Monivong te encuentras con una ciudad (o poblacho) abandonado, o te encontrabas porque creo que ya han abierto el hotel y casino. En este lugar los franceses construyeron en los años veinte del siglo pasado un complejo para relajarse y salir del agobiante calor que hay en otros lugares de Camboya. En lo alto de la montaña, entre nubes y con un clima más fresco, este sitio era el lugar al que iban a descansar. Fue abandonado a finales de los años cuarenta y poco a poco se convirtió en una ciudad fantasma similar a la que se puede ver en la película Silent Hill. En este lugar se rodó parte de la película La ciudad de los fantasmas. El interior de esa iglesia era cuanto menos extraño ya que parte de la nave lo ocupa el apartamento en el que vivía el parroco y así, separadas por una pared tenemos la iglesia y la cocina, baño y dormitorios de la casa. El sitio daba algo de grima. Mañana veremos una foto hecha desde allí en la que se puede ver el hotel que será el destino final de esta excursión.

,

6 respuestas a “La iglesia de la estación de la colina de Bokor”

  1. Una vez vi una iglesia abandonada en el medio de ninguna parte que habían reconvertido en casa de putas, no logro recordar donde era, pero me quedó grabado en la mollera y con fotos así me acuerdo alguna vez, parcialmente, eso si.
    Salud

  2. Ay Genín, de qué cosas te acuerdas hijo. A mí me parece que va a salir alguien con un hacha en algún momento. Miedo de sitio.

  3. darliz, es que no es frecuente que con iglesias hagan ese tipo de reconversiones, como para no acordarme 🙂
    Salud

  4. Darliz dedícate a follar niños a destajo y al menos en Holanda cuando te cae la justicia encima, el palo es épico. Este país está lleno de iglesias reconvertidas en bares, casas, discotecas y lo que se te ocurra. Uno de mis restaurantes favoritos en Utrecht es dentro de una iglesia, con la virgencita mirando desde lo alto como me cago en la puta que la parió cada vez que paso por allí. Salieron por patas de allí como las ratas. No se llevaron ni las imágenes cuando tuvieron que vender para pagar las multas que les cayeron por los abusos. Lo mejor es que su falso Dios jamás se dio por aludido y no bajó a ayudarlos.

  5. Oye, pues es interesante eso de iglesias convertidas en bares, intentaré ir a alguna a tomarme una cervecita.

  6. Desde luego, esta iglesia no invita a entrar.

    No sé si era en Helsinki donde vi una iglesia convertida en bar.