La visita sorpresa del Turco


La semana pasada el jueves yo me las prometía felices. Pensaba ir al currelo como siempre, hacer mis ocho horas de presencia para el salario y después volver a casa, freírme una croquetas de esas que tengo con puerro y trocitos de jamón serrano y después ir al cine. El plan se escoñó cuando sobre las siete menos cuarto miré el teléfono y veo un güazap del Turco diciéndome que estaba de caminito y que si quería quedara para comer y chupar. La primera parte de mi plan, la de la presencia en el currelo la mantuve pero al salir del mismo me fui a casa y desde allí salí para Amsterdam, solo que en lugar de quedar en el centro nos juntamos en la zona del ArenA porque el Turco se queda por allí, tenemos un pedazo de cine de que te cambas y hay las suficientes opciones para comer, aunque todos sabemos cual es la que le mola a mi amigo. Decir que lo de chupar que mencionaba él no es que nos sorbemos los cipotes uno a otro sino que chupamos butaca y nos vemos una peli, algo que está en los cimientos de nuestra amistad ya que desde siempre hemos ido al cine juntos.

Si yo tuviera hachazo, pestañas largas y melena, el Turco me llevaba a un restaurante de fardar, me contaba unas trolas que no veas y durante todo el tiempo meneaba la cadera, meneaba la cintura buscando el momento para empetártela hasta los pelos de los güevos. Como soy su amigo y meo de pie, le sale el ramalazo VUELVE ELOMBRE y a menos que yo prefiera algo sofisticado, casi siempre me pide y me ruega que vayamos al Rey Hamburguesa, esa cadena de comida rápida que al parecer hace las hamburguesas con un lanzallamas o algo parecido. Juntos tenemos una LAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARGA historia yendo a estos locales y hasta en su momento hubo un rifirrafe con Samanta, suceso que tuvo lugar hace más de once años pero que sigue fresco en nuestras memorias e historia que no solo nos confirma que estamos en el mejor blog sin premios en castellano sino que además ya lo era hace la tira de tiempo. Para aquellos perezosos que no quieren pulsar el enlace os dejo las ocho palabras con las que comenzó aquella anotación: Samanta es mala porque Dios la hizo asín.

Si alguno cree que me siento culpable por comer comida basura con uno de mis tres más-mejores-amigos que se desengañe, igual que un día antes me encochiné con una empanada de mejillones hecha en casa y la disfruté enormemente, los conservantes, colorantes y anabolizantes que le ponen a la comida basura molan un montón. Después del ágape nos fuimos a la tienda francesa esa con nombre de diez pruebas físicas y a los pocos minutos estábamos en una terraza tomando cervezas y riéndonos del populacho. Mi amigo tenía claro la película que quería ver y tuve que repetir con Jason Bourne. Estuvimos juntos casi seis horas y cuando cada uno se fue por su lado comenzó mi odisea para volver a casa. En estos días, cuando la chusma, la miasma y la gentuza viene de vacaciones a los Países Bajos y pretende ver los tulipanes que no hay, en esta tierra se está trabajando un montón en los cambios en el sistema ferroviario y durante los primeros diez días de agosto el trayecto entre Utrecht (que es donde yo vivo) y el aeropuerto (que está en dirección a Amsterdam) está patas pa’rriba. Por eso, no había trenes Intercity y el regreso fue a base de piruetas. Primero tuve que ir en un tren Sprinter hasta Breukelen, villorrio en el medio de la nada. Por si nunca lo he explicado, un Intercity es un tren que para en las grandes ciudades y en zonas industriales y por ejemplo desde el centro de Amsterdam hasta Utrecht solo hace una parada, en la estación Amsterdam Amstel. Un Sprinter, aunque la palabra nos pueda crear el sentimiento de velocidad, es un tren que para hasta cuando alguien saluda al chófer y con tanta parada, tarda mucho más. Los quince minutos que me toman ir desde la estación Amsterdam Bijlmer Arena hasta Utrecht Centraal se convirtieron por la gracia de las obras veraniegas en cuarenta y no llegué a mi casa hasta casi la una de la mañana.

El Turco me sorprendió muy gratamente viniendo a verme y pese a todo, no me importa alterar mis planes para cosas tan importantes como esta, pero ya le he dicho que esta semana ni de coña lo veo el jueves, si es que regresa a Holanda porque desde hace más de un mes tengo mi entrada reservada para ir a ver en Amsterdam la última película de Almorranas, afamado director español que va de capa caída y que con algo de suerte nos regala una bazofia de película con la que me doy el gusto y despotrico todo lo que puedo y quiero.

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5 respuestas a “La visita sorpresa del Turco”

  1. ¿Almorranas? jajaja No sabia que tenias tanta intimidad como para llegarle al bebedero de patos y verlas… porque ya, tocarlas, no creo que llegues a ese estatus…jajaja 🙂
    Salud

  2. Almorranas es ese famoso director de cine español miembro del equipo de la ceja y que tanto despotricar y hablar del populacho y resultó que tenía cuenta con dinero negrísimo en el extranjero al igual que su hermano el productor.

  3. jajaja Si hombre se de quién hablas, en su pueblo hacen un excelente queso de fama internacional, tampoco el vinillo está nada mal, -aunque a ti no te gusta- como el, pero por motivos mas sabrosos, tengo ganas de leer tu critica de su última película, hay opiniones para todos los gustos, como siempre, pero el tio se forra con sus películas y con la productora que comparte con su hermano 🙂
    Salud

  4. A las buenas tardes de Dió!! Sigo de vacaciones y como siempre, sulaco se dedicará a poner recetas y tocarme las narices para que yo no las vea, pero que sepáis que sigo viva y latente.
    No me gusta el director de cine ese, por cierto.
    Genín, biquiños.