Lacitos de hojaldre en el club de las 500


La hija más pequeña de mi amigo el Rubio tiene grabado a fuego en su cerebro que mis visitas a su casa incluyen dulces variados que preparo y que llevo conmigo. Ella no discrimina y le gustan todos pero con los Lacitos de hojaldre se vuelve loca. Si me descuido, me quita la bolsa en la que los llevo y se la lleva para asegurarse que se los puede comer todos y no compartir con nadie. Estos mismos lacitos también son la sensación cuando preparo un montón y me los llevo al trabajo para repartirlos entre los compañeros. A todo el mundo le encantan. Para poder hacerlos con frecuencia y no depender de las enormes latas de leche condensada que se venden en Holanda, un par de amigas me consiguen pequeños sobres con dosis indivuales de dicha leche y que son los que uso para hacer cantidades no demasiado grandes. La foto de hoy la vimos por primera vez en abril del año 2008 en la anotación mencionada Lacitos de hojaldre y hoy le damos la bienvenida al Club de las 500.


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