Las sesiones – The Sessions


El fin de semana pasado me fui de incognito a la filmoteca con mis GafaPasta 3D sin cristales para que no me señalen y acusen con el dedo a ver una película. Yo pensaba que iba a estar más solo que la una en la sala y cuando entro me topo con una multitud de chamas avejentadísimas que portaban una cantidad de laca suficiente para varios años de agujeros en la capa de ozono y unos abrigos de pieles que no veas. Claro, yo entro con mi cubo de cotufas y todo el mundo me mira mal, ya que allí son más bien de vaso de vino y cosas similares y como mucho se comen una galletita con el caffè macchiato. Como yo soy de los que se sientan en la punta de alante y la entrada estaba por detrás, tuve que hacer el paseíllo de la vergüenza hasta la segunda fila en el medio, que últimamente es mi lugar favorito, aunque a veces me voy pa’trás un montón y me cojo un asiento en la tercera fila. la película que quería ver es una titulada The Sessions que en España se estreno en Navidades con el título de Las sesiones y este acierto a la hora de traducir me preocupa enormemente porque puede tener graves implicaciones en el gremio de los creativos.

Una julay le pone el potorro en la boca a un minusválido para que se lo coma y el pollaboba se atraganta

Un chamo que quedó paralizado con la polio cuando era un niño y vive conectado a un pulmón de hierro, sueña y anhela mojar el churro y metérsela a una pava hasta los pelos de los güevos. Se apunta a terapia y allí le recomiendan a una especie de puta estilosa que en seis sesiones lo lleva de niño a hombretón y consigue que haga realidad su sueño.

Bueno, bueno, bueno, este debe ser el más claro ejemplo en la historia universal y del mundo de una promoción patética con un cartel de película que parece haber sido hecho por un pobre desgraciado y becario con sueldo miserable que no sabía como usar las herramientas que tenía a su disposición. Si me lo encargan a mí, yo pongo un plano corto pero que muy corto del potorro de Helen Hunt, hago la película en 3D y esto recauda cien veces más dinero de lo que ha conseguido. ¿Pero a qué tonto se le ocurre hacer de esta especie de drama romántico con toques de puro cachondeo una película seria? Si a mí me llegan a decir hace veinte años que iría a un cine a verle el chocho a la tía de Twister es que no me lo creo. Hay que ver lo bien que lleva su cirujano plástico los cuarenta y nueve tacos que tiene. Ya quisieran muchas que conozco estar así de estiradas con quince años menos y sí, los pezones puede que ya estén a la altura de los oidos pero oye, es más cómodo para tomarte un biberón.

Así estaba el cine lleno de intelectuales. Cuando la tía se despelotaba no se oía en la sala ni un pulmón respirando y de allí salió todo el mundo tapándose cierta zona para que no se vieran las morcillas que crecieron durante la película. Creo que contaban la historia de un pobre desgraciado pero vamos, algo totalmente irrelevante. Entre los grandes momentos a recordar de este año está cuando la Helen hace que el minusválido le coma el coño, cuando le va a hacer una pajilla al tío y este se corre antes de que se la toque poniendo la misma cara que hacían los de Martes y Trece en sus especiales navideños y por supuesto, las confesiones del tipo con la polio al cura contándole todos los detalles escabrosos de su vidilla sexual y logrando que las hembras se fueran de la iglesia por lo que estaban oyendo, ya que al ir en camilla lo tenía que confesar en medio de la iglesia.

Esta es sin lugar a duda el sorpresón del trimestre. Una película muy humana y tal y tal que todos recordaremos por cierta parte de la anatomía que vimos. No es cine para Orcos pero vamos, no creo que uno se pueda considerar intelectual de GafaPasta si no la ha ido a ver al cine.


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