Las ventajas de ser un marginado – The Perks of Being a Wallflower


Cada generación tiene sus películas. Llegan por sorpresa, sin que las esperes y la noticia se propaga por el más antiguo de los medios, boca a oído, por teléfono, en los pasillos entre clases, en los recreos, en el parque y ahora también por correo electrónico, por güatzap, tuiterota o hasta en el perfil peripatético de tu CaraCuloLibro. Esas películas no tienen por qué ser grandes super-producciones ni contar con unos efectos especiales del copón. Lo que consiguen, su magia, consiste en que un montón de gente se siente identificado al verlas, todos vemos lo mismo pero a cada uno nos toca de una manera distinta. Ni siquiera tienes que ser de esa generación, si tienes la suerte de recibir el soplo y la puedes ver, encontrarás algo que te atrapará. Un buen ejemplo puede ser Cinema Paradiso, una película que te golpeaba en la butaca y te provocaba una reacción fortísima. Recuerdo que la fui a ver con un amigo que NUNCA lloraba en el cine, que decía que eso era algo estúpido y absurdo. Ese día lloró, la película tocó exactamente la fibra que él creía no tener y le demostró lo equivocado que estaba. Esta película italiana funcionaba en Italia, en España, en Estados Unidos, en Francia o en cualquier otro país, cruzó el mundo como un terremoto y marcó a todos aquellos que la vieron. Para mí es el ejemplo máximo de cine que marca generaciones. En la misma época, un director norteamericano hizo cuatro películas que fueron cruciales para los adolescentes de los ochenta. Su nombre es John Hughes. Comenzó con Dieciséis velas, una comedia romántica llena de almíbar, siguió con El club de los cinco, una película que nos permitía a todos identificarnos con uno de los protagonistas, siguió con La mujer explosiva y los sueños eróticos de una época en la que no teníamos Internet y acabó con Todo en un día, seguramente una de las tres mejores comedias de la historia del cine. Cada una de estas cinco películas fue un hito generacional, un suceso que podía cambiar tu vida. Aunque no lo creamos, siguen surgiendo películas así, de cuando en cuando, que rozan a las nuevas generaciones y les abren los ojos. La última de ellas es The Perks of Being a Wallflower, película que por desgracia no tiene fecha de estreno en España aunque confío en que lleguen a ponerla en un cine ya que le han dado el título de Las ventajas de ser un marginado.

¡Carpe Diem a todos los julays!

Un chaval sin amigos se enfrenta a su primer día en el instituto. Es un cambio radical en su vida y parece comenzar con muy mal pie. No consigue conectar con nadie, está solo y al final de ese día, parece que el profesor de literatura es el único posible amigo que va a tener y como él mismo dice, si solo puedes ser amigo de tu profesor, vas bien jodido. Unos días más tarde, tratando de integrarse en el colegio, se junta con un chaval que está en el último año y que es más bien rarito. Este chico y su hermanastra lo adoptan y lo integran en su grupo, un puñado de jóvenes que están al borde del precipicio, fuera del circo de los más populares del instituto pero igual de jodidos. Su vida comienza a girar en torno a sus nuevos amigos aunque en su pasado hay dos lozas enormes que lo aplastan, algo que entrevemos sin llegar a saber muy bien qué es. El chaval va descubriendo que todos guardamos secretos, que ninguno es tan perfecto como parece y que la suma de nuestras imperfecciones es lo que nos hace grandes. En algún momento de este aprendizaje, mete la gamba y sus amigos reaccionan aislándolo. El chico se retrae, se empieza a comer el coco, a desquiciarse tratando de encontrar la salida del laberinto en el que se ha metido y cuando uno de esos típicos sucesos de crueldad gratuita sucede en el instituto, él será quien defienda y reivindique al más débil. Es en ese punto, cuando es más grande que nadie, cuando todos sus amigos por fin comprende que al menos él sí que le da valor a ese concepto tan manido que es el de la amistad cuando sucumbirá al peso de su pasado y tendrá que hacerle frente. La pregunta que tendrá que responder es: ¿soy infinito?

La trama anterior igual no se parece mucho a la de la película pero en realidad lo es, es mi visión de la misma. Me sorprendió ir a una sesión matinal en la filmoteca y ver que la sala se llenó hasta la bandera. Gente joven, gente mayor, todos habían llegado después que otros se la recomendaran. El boca a oído todavía funciona. Cuando comienza la película, no han transcurrido ni cuatro minutos y prácticamente te olvidas de respirar. La historia es poesía en movimiento, es arte con un alto nivel de concentración, es belleza, es cruel y real. El director, guionista y escritor de la novela en la que se basa la película es Stephen Chbosky y si quiere, se puede retirar ya mismo puesto que ha rodado un clásico, una obra maestra. El aspecto visual de esta película es increíble, los diálogos son perfectos y la música encaja en la historia tan bien que no podrás pensar en esas canciones sin recordar al mismo tiempo la película. Emma Watson merece un Oscar por este papel. Es una diosa. Solo hay dos actrices jóvenes a las que idolatro, ella y Michelle Williams, ambas están en un nivel al que no llega más nadie, seguramente porque rebosan tanto carisma que actuar se les queda pequeño. A su lado y haciendo de su hermanastro, Ezra Miller se postula como uno de los grandes actores de las próximas décadas. Es un terremoto que arrastra todo aquello con lo que se cruza. Al lado de estos dos, Logan Lerman tiene muy poco espacio para lucirse y aún así lo consigue. La lista de secundarios es brutal, con gente que quizás sin darse cuenta han dado lo mejor de sí mismos en una película que es como un faro en un océano de títulos mediocres. Entre todos esos secundarios y casi al final tenemos a Joan Cusack, que seguramente es el eslabón que nos conecta a las grandes películas de John Hughes ya que tuvo un pequeño papel en la primera de ellas.

Esto es un clásico. Es una película que seguirá llenando cines durante las próximas semanas, quizás no en la sala más grande pero la gente seguirá avisando a otros para que vayan a verla. En algún momento o en varios, tocará alguna fibra dentro de ti y llorarás, te emocionarás, te cabrearás, encontrará algo porque está diseñada para todos. Es una historia triste pero alegre, de esperanza, de superación, de mirar hacia adelante y recuperarte de cada golpe porque somos infinitos.

No me importa a qué clan pertenezcas. No me interesa tu color de piel, tu mierda de religión o tu clase social. Tienes que ir a verla. Este no es cine para ver en casa, es para ir a una sala abarrotada, para quedarte con doscientas personas más callado cuando termine, pensando, meditando en aquello que has visto, quizás secándote una o varias lágrimas que caen por tu mejilla. Esto es sencillamente CINE y cuando salgas, cuando llegues a la calle, quizás deberías gritar bien alto: SOY INFINITO


6 respuestas a “Las ventajas de ser un marginado – The Perks of Being a Wallflower”

  1. ?ste comentario de la película, ¡ES BESTIAL!… Te has superado describiendo, y comunicando. Me he emocionado tanto, con sólo leerlo, que hasta me da miedo ir a ver la película; creo que no aguantaría tanta emoción. Tendré que hacerlo el día en el que mi fortaleza se digne a trabajar al 100%.

  2. Otros clásicos similares que me vienen a la cabeza son El indomable Will Hunting o El club de los poetas muertos y jugando en una liga distinta y enfocada a gente algo más joven, Los Goonies es una película que vista a la edad adecuada te puede convertir en un soñador.

    Se me olvidó comentar que la película también conecta con Cinema Paradiso en su amor por las viejas historias, con momentos dentro de un cine/teatro en los que podemos ver un clásico.

  3. Qué final tiene Cinema Paradiso, con el montaje de los besos, alucinante y qué música, qué lote de llorar. Esta habrá que verla seguro.

  4. Joder tío!!! No puedo estar más de acuerdo. La pregunta es ¿somos infinitos?, seguramente ninguno tendrá la respuesta, pero al menos tendremos clario que el límite de lo que somos esta en nosotros mismos. Esta es una película que te obliga a hacerte preguntas, preguntas que son difíciles de responder, pero que al fin y al cabo alguna vez debemos de preguntarnos y de afrontar. ¿Qué y quien impone lo que somos o debemos ser? ¿Por qué nos ponemos límites? Al fin y al cabo es nuestra vida y debemos disfrutarla como queramos, con nuestras miserias y con nuestras alegrías, pero con nuestras decisiones. Realmente esto es CINE. Películas así son las que hacen que muchos nos reunamos alrededor de una pantalla, no para buscar respuestas, sino para hacernos las preguntas adecuadas. PELICUL?N