Lolita Pluma era una mujer que seguramente estaba algo tocada. Iba todos los días al parque Santa Catalina pintada en exceso y vestida de forma estrafalaria y se dedicaba a dar de comer a los gatos que por allí rondaban. Esta mujer se convirtió en una atracción por sí misma. La recuerdo cuando iba por el parque con mis padres y me asustaba un poco el verla con aquella facha. Después de su muerte el ayuntamiento puso esta estatua en el lugar para que la gente no la olvide.
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4 respuestas a “Lolita Pluma”
Estas son las estatuas interesantes, las erigidas a personas anónimas. Mola.
En la Alameda de Santiago de Compostela (que tiene de todo menos álamos) hay una estatua de una pareja de ancianas en un banco, y me da por la historia que debían ser hermanas de la Sra. Pluma, o que al menos vivieron vidas muy parecidas. Y tiene razón Jean Bedel, estas estatuas son las que valen la pena de verdad.
Las ciudades deberían recordar a sus habitantes populares con iniciativas como esta. Poner sus nombres a las calles esta ya pasado. Recuerdo ver a Lolita y me daba una sensación mezcla temor-pena.
Virtuditas, he visto las estatuas que nombras. Mi madre creo que conoce su historia (y las recuerda de verlas por allí), le preguntaré. La Alameda de Santiago es genial. Me encanta comprarme los barquillos y pegarmelos en un banco o en otoño comprar castañas