Los micro-buses del centro de Roma


En todos los sitios que visitas cuando viajas te tropiezas con cosas que te llaman la atención y que quizás no merezcan formar parte de las páginas principales de tu álbum de fotos pero definitivamente, pueden ocupar alguna de las más recónditas. Para cada uno de nosotros ese detalle puede ser algo diferente, distinto, único a nuestros ojos y que nos llama la atención por ser una cosa que no vemos en nuestro entorno habitual.

Estoy seguro que para los turistas que vienen a la ciudad de Utrecht, los autobuses larguísimos con dos acordeones que unen las tres piezas que los forman y que llevan la longitud de esos vehículos hasta el mismísimo límite permitido por el código de circulación son motivo de fotos y asombro. La primera vez que mi padre vio uno de esos se le escapó un ¡Coño! porque no pensaba que a alguien se le podía ocurrir hacer una guagua así. Para mí estos vehículos forman parte del paisaje de mi ciudad y ni los miro, no veo nada extraño en ellos y los uso sin pararme a pensar en lo especial que pueden resultar para otras personas.

Estando en el centro de Roma me sorprendieron los micro-buses que se mueven por la zona con las calles más estrechas y retorcidas. Son prácticamente del tamaño de un coche y no tienen más de siete asientos y espacio quizás para otro pequeño grupo de personas de pie. Me llamaron tanto la atención que les hice varias fotos y siempre que veía alguno me quedaba abobado mirándolo pasar. Roma es una ciudad que tiene zonas muy complicadas para el tráfico. En otros sitios lo que se ha hecho ha sido peatonizarlas y suprimir la circulación en ellas pero aquí la solución ha venido de la mano de estas preciosidades pequeñas y posiblemente no muy rentables económicamente pero que son capaces de serpentear por el lugar sin más problemas. Aún así, en algunos lugares de esa ciudad deberían replantearse lo de cortar calles al tráfico porque la polución está haciendo estragos entre todas las maravillas que alberga.

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Una respuesta a “Los micro-buses del centro de Roma”

  1. En Madrid también hay mini-micro-buses de estos para poder pasar por las calles más estrechas del casco antiguo. Nunca me he subido en ninguno, pero intuyo que debe ser totalmente diferente a subirse en uno de esos monstruos articulados en los que hago parte de mi trayecto al trabajo.