Aunque a mí muchos me tienen subido en un altar y me idolatran como si fuera la reencarnación definitiva de algún Dios pachanguero que existió miles de años antes que se impusiera el de los cuervos negros tocadores de niños, lo cierto es que no doy para mucho y soy más simple que una ameba defectuosa. Por eso siempre procuro ir a ver comedias románticas, películas de acción, de ciencia ficción y de terror, géneros en los que no se pide mucho de las dos neuronas activas y con las que me lo paso muy bien. Las películas que se montan como un rompecabezas en el que todo encaja a la perfección y se resuelven las cosas gracias al azar y a un montón de datos que por supuesto los espectadores desconocemos porque no se nos suministran no cuentan con mi favor porque me agobian y me aburren. El otro día me despisté y me metí a ver The Next Three Days, película recién estrenada en España con el exacto título de Los próximos tres días que cae en ese grupillo.

Un julay con más güevos que el Dioni monta un plan estrambótico para sacar a su chama del trullo

Un tipo es feliz como una lombriz, tiene una esposa a la que quiere una jartada y un hijo con cinco dedos en cada mano y en cada pie y que parece normal y modosito como para hacer un anuncio de mimosín. Un día mientras desayunan la poli monta un pitote que no veas en su casa y detienen a su mujer por asesinato. A partir de aquí comenzará una pesadilla para la pareja y él decide planear la fuga de su mujer de la cárcel y escapar con ella y su hijo a algún lugar lejano. Después de tres años planificando y demás llegan los tres días decisivos para el resto de sus vidas.

Este es un thriller muy bien montado y orquestado, con un buen ritmo y buenas actuaciones por parte de sus protagonistas. La película no juega demasiado a los flashbacks y vemos la acción más o menos linealmente, lo cual se agradece porque yo me pierdo con esas películas que van atrás y adelante sin pausa para digerir las cosas. El director ya conoce este estilo y ha tirado por lo seguro. Russell Crowe resulta muy creíble y su descenso al hampa para agenciarse de lo que necesita para planificar la fuga de su esposa es fascinante. El papel de ella está protagonizado por Elizabeth Banks, la cual parecía tener algún problema de flexibilidad en la cara ya que siempre ponía el mismo hocico pero bueno, salvado ese pequeño detalle, no se puede decir que lo haya hecho mal. El papel más flojo es el del puto niño, interpretado por un tal Ty Simpkins que resulta demasiado autista y no consigue que nos identifiquemos con él y de hecho, si los padres lo abandonan yo no se lo habría reprochado.

La acción está mayormente concentrada en el tramo final en el que te agarras a tu butaca y sufres como un bellaco. La historia previa nos da la información suficiente para comprender lo que está sucediendo y ver la lógica de las decisiones que el hombre va tomando. Como siempre con estas películas, solo nos dejan ver aquello que les interesa y ese tipo de manipulación a mí no me termina de convencer. Un pequeño pero que no desluce una buena película que se deja ver con gusto.

Un buen plan para ir con la parienta un domingo al cine e incluso con esos amigos que tienen gafas de pasta y se hacen los intelectuales. Ni se te ocurra sacar a pasear a los del Clan de los Orcos.