Matar o morir (Peppermint) – Peppermint


Todos lo sabemos, hay trailers que son flipantes y otros que te quitan las ganas de ir a ver la película porque apestan a pallufo. La de hoy es de las del grupo flipantes, el trailer anticipa una película llena de acción con una pava de protagonista y con mucho muerto, que eso siempre mola mazo. Además, la protagonista no es uno de esos orcos de Vecindario que te provocan arcadas, es una pava que incluso uno con miopía extrema pondría en el grupo de las altamente follables, que por más que digan que estamos en la sociedad correcta y blah blah blah, a esta no la eligieron para el trabajo por su capacidad de expresar emociones con una ceja y una mirada sino por el chasis que porta. La película se llama Peppermint y en España tiene un título que es una aberración y que merece la pena de muerte para el que se lo puso y se estrena a mediados de octubre como Matar o morir (Peppermint).

Una julay se venga de los que le quitaron el maromo que se metía con su ku-ku

Una pava casada no sabe que el marido es como medio-delincuente o así y aunque rechaza tomar parte en el robo a otro criminal, aquel se entera y lo mata para mandar una señal al resto y de gratis le mata a su hija. La pava sobrevive y descubre que el juez y todo el mundo son corruptos y están comprados por el mafioso, más o menos el país que sueñan los truscolanes y la Venezuela de Maduro. La pava se coge unas vacaciones de cinco años en las que aprende a ensuciarse con estilo, se hace dos cursos de manicura y cuando vuelve se pone a matar corruptos y criminales a punta pala y todo el mundo en la ciudad lo ve como algo maravilloso y estiloso y están fascinados y con el corazón contento. Obviamente, el criminal se emputa y allí se monta un pitote que no veas.

La idea de una chama que es una especie de vigilante de la ciudad es buena y hay series de super-hiper-mega héroes que llevan cuatro y hasta cinco temporadas estirando el chicle en el concepto. El problema está en que se tiende a ponerlo todo en los extremos, cuando comienza y le matan a la familia (y vemos que el marido igual no era una bella persona), todos los que van contra ella son malos-malísimos, es como si todo el mundo fuera corrupto y eso esté bien. Más tarde, cuando ella los va matando, todo el mundo en la ciudad muestra alegría y cosa-buena y me pregunto para qué coño tienen elecciones si no usan sus derechos. Sobre la pava, resulta que se pasa cinco años entrenándose, prácticamente con los del ISIS porque lo aprendió todo, todo, todo, sobre matar basca, después vuelve y hay ratos en los que es una tipa dura y que endereza entuertos y en la siguiente escena, le gritan pelleja y se echa a llorar y se desmorona. Esos vaivenes emocionales no molan nada y me parecieron totalmente fuera de lugar. Tiene claro que hay que matar al malo y cuando lo tiene delantes le da pena y lo perdona y no me llegó a quedar claro si lo hizo porque también tiene un capullo grande y gordo como el marido que le mataron. En fin, que estos bandazos estúpidos y emocionales no venían a cuento y terminan afectando a la película, que se convierte más bien en una especie de telefilm.

Esto en principio era carnaza para los miembros del Clan de los Orcos pero con tanta emoción y lagrimeo, no creo que la toleren. Tampoco es cine para los sub-intelectuales con GafaPasta. Un experimento que no terminó de cuajar. Perfecta para ver por la tele.


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