Me pregunto qué hace un lugar especial


Llevo toda mi vida saltando de lugar en lugar, visitando ciudades, pueblos, países y aún no he terminado de concretar una regla que resuelva la ecuación que plantea la pregunta: ¿Qué hace un lugar especial?

Para mí los Países Bajos son maravillosos, no hay nada que no me guste. Me encanta la cultura, la gente, el paisaje y pese a haber estado en este país casi doce años (a menos que leáis esto el domingo en cuyo caso la frase debería decir más de doce años) no me he cansado. Visito la ciudad de Amsterdam prácticamente cada fin de semana y siempre soy un turista en la misma, me maravillo con rincones que no había notado y no dejo de pasear por mis canales favoritos por puro placer. Hay muchos lugares que me producen las mismas sensaciones.

Nueva York, por ejemplo. He ido en varias ocasiones y aún lo visitaré en alguna otra. Pese a ser una ciudad, me siento de alguna manera conectado a la misma y seguro que parezco un paleto de pueblo que ve por primera vez un edificio de más de dos plantas cada vez que estoy allí pero es que maravillarse con algo tiene esos efectos secundarios. Estambul es otro lugar que para mí es mágico. He ido a ver a mi amigo el Turco un montón de veces y siempre he flipado con una ciudad que parece reinventarse cada veinticuatro horas. De una calle a otra caminas cientos de años de historia y a veces retrocedes en el tiempo a épocas ya lejanas y en otras te mueves hacia el futuro. En Asia, con Vietnam me ha pasado lo mismo. Aunque también he caminado por Myanmar, Camboya, Malasia, Tailandia, con Vietnam ha sido un flechazo instantáneo y seguramente volveré a pasar alguna que otra vez en futuros viajes.

En el lado negativo, hay ciudades que me dan repelús. En España, el ejemplo más claro es Madrid. No me gusta, siempre me recuerda al escenario de una mala película, de esas en las que me acabo durmiendo. Ni siquiera entiendo por qué es la capital del país, teniendo lugares muchísimo mejores como Sevilla, Barcelona, Santiago de Compostela, Ávila o Segovia, por nombrar unos cuantos. En Francia, cuando fui a París descubrí que me producía la misma reacción alérgica que Madrid y está tan baja en mi lista de lugares a los que repetir que es probable que a menos que me obligue algún amigo, no vuelva en mi vida. Lo único positivo que se me ocurre de ella es que al menos no me atracaron durante la visita y eso seguramente sea porque mi memoria selectiva marca el lugar como terrible, borra todos los datos de mi cabeza y lo único que permanece es el aviso para no volver a tropezar en la misma piedra. En Malasia me pasó en la isla de Penang con George Town, todo el mundo me contaba maravillas de esa ciudad y para mí es la antesala del infierno.

Sin lógica alguna, hay ciudades a las que no he ido pero a las que preventivamente les coloco un aviso negativo y las evito. Supongo que Londres acabó en esa lista por ser capital europea, al igual que Madrid y París. Viviendo prácticamente al lado, nunca me planteé en visitarla unos días. Tenía la extraña sensación de que no me gustaría. Al final, pasé por allí y tengo que admitir que me equivoqué, es una ciudad fabulosa y de hecho, ya está en mi lista de lugares a los que tengo que volver y en este caso, lo tengo tan fácil que es posible que regrese este mismo año algún otro fin de semana.

En donde yo creía que Londres sería fría e impersonal, resultó ser una ciudad acogedora, con una arquitectura fascinante, unos parques preciosos y con una escala más bien humana y menos divina, que es lo que a mí me pierde de Madrid y Paris, ciudades en las que parece que no pensaban en nosotros sino en los dioses a la hora de hacerlas.

Seguiré visitando lugares, incluso aquellos que tengo en mi lista de poco apetecibles y espero equivocarme de cuando en cuando y sorprenderme con esos sitios de los que no esperas nada y acaban siendo un regalo …

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10 respuestas a “Me pregunto qué hace un lugar especial”

  1. Que quieres que te diga, te comprendo, excepto que todas esas ciudades grandes no me apetece visitarlas, y si fuera para vivirlas, pensaría que son una puta mierda…
    Salud

  2. Me pasó lo mismo con Londres, es una ciudad que tiene algo que te hace querer volver a visitarla. También me pasa con toda Suiza, me encanta, creo que es por ver a los amigos a los cuales adoro, por la tranquilidad y limpieza con la que disfrutas cuando paseas por sus calles, por el respeto que se respira a todo lo público y ajeno, por la belleza de sus paisajes que para ser un país pequeño dan que pensar, … por todo 🙂

  3. ¿Qué hace un lugar especial? Supongo que no sólo que te guste, sino que te sientas «conectado» a ese lugar, que digas «yo pego aquí» y eso es algo muy personal. A nivel de ciudades a mi Madrid me sorprendió. Tal y como me lo habían descrito era lo peor de lo peor y las dos veces que fui… hasta me gustó y todo. Me encanta callejear, caminar sin fin por sus calles, sorprenderme con sus edificios, con el movimiento y todo eso. Pero bueno, para pasar un día o dos (no en verano), nunca para vivir ni para trabajar.

  4. A mí me pasa lo mismo con Madrid, aunque como voy de vez en cuando a ver exposiciones, hay cosillas que me gustan, pero más que nada el vermut y unos pasteles de nata que hay en una pastelería de la Puerta del Sol, que me chiflan y está el Thyssen, que me parece uno de los mejores museos que he visto, pero por lo demás como ciudad no me pone nada. Lo mismo me pasa con Bruselas, qué cosa más feíta, teniendo al lado Brujas y Gante, no hay color y tampoco me puso demasiado Berlín, aunque el resto de Alemania en donde he estado me encanta. Por otro lado, me encantó Londres, aunque sólo he estado una vez porque me da pereza con el inglés, que no entiendo nada y ellos no hacen ningún esfuerzo para que los entiendas. De París me gustan los museos y a Italia voy todos los años, a Roma ya he ido 5 o 6 veces y volveré, porque me encanta todo, los museos, las iglesias, las calles, la comida, etc, no me importaría para nada vivir en Italia o en Alemania. En cuanto a Amsterdam tengo que volver, porque no le cogí el punto la vez que estuve. En fín, ya se que no tengo perdón de Dios pero no conozco Barcelona, pero es una de esas ciudades que sé que me encantará cuando la conozca, pero a la que me da pereza desplazarme.

  5. Italia también me gusta mucho y a Roma quiero volver ya que solo he estado dos veces. Venecia es otra que tengo en mi lista de pendientes. Berlín a mí me gustó mucho y Munich es una que no sé como se me ha escapado con lo que me gusta la cerveza. Y de toda Alemania, Nuremberg es la hostia pura.

    Barcelona es GAUDÍ y solo por eso merece la pena ir. Creo que la última vez que pasé por allí fui con el Turco a ver el primer concierto de U2.

  6. Yo he estado en Venecia tres veces, en Florencia cuatro o cinco, etc., etc., todos los años voy a Italia a conocer distintas zonas. Nuremberg y Munich lo tengo para el próximo viaje a Alemania, ahora he estado en la Selva Negra, pero en estos momentos voy a dejar Alemania para cuando las cosas estén menos crispadas, porque en el último viaje, tenía un poco de sentimiento de culpa por estar en el país «enemigo». Lo mismo este año voy a Sicilia o a Nápoles ya veré.

  7. Yo me siento igual cuando viajo a España. Al parecer es nuestra obligación el ser ordeñados para despilfarrar el dinero en España entre políticos, constructores y demás corruptos. En Holanda, la opción Finlandesa del apaga y vámonos cada vez suena más fuerte y si así es como se las gasta el Leuro, quizás haya llegado la hora de regresar al florín, con sus preciosos y coloridos billetes.

  8. Para mí, un lugar resulta especial??cuando al respirar su ambiente, me hace vivir un sueño. Creo que casi todo el mundo ha soñado alguna vez con viajar al pasado o al futuro; y soñar con vivir en países especialmente diseñados por nuestra imaginación; o con casas hechas a nuestra medida. Cada sueño produce sus especiales sensaciones; y al reconocerlas (inconsciente o conscientemente), al visitar una ciudad, es cuando te resulta especial. ?sa es mi manera de clasificar las ciudades por las que paso. En ésa línea, puedo decir que París, Berlín, Oslo, Florencia, Pisa, Bergen, Estocolmo, Copenhague, Praga, sólo me parecen lugares con algunas cosas interesantes, y poco más. Las islas caribeñas de Guadalupe, St. Martin, Santa Lucía, Martinica, Antigua, Barbuda, Tórtola, etc. , son sólo eso??islas caribeñas; a las que les dan mil vueltas Formentera, Ibiza, Mallorca, o Menorca (en Canarias nunca he estado). Bruselas, Madrid, me resultan sitios desagradables (aunque he de decir que la Grand Place de Bruselas sí que me gustó muchísimo). Por el contrario: Brujas me maravilló, y Ámsterdam ha resultado ser el conjunto de todos mis sueños (donde ya he ido varias veces, y repetiré cada año si me es posible). Y respecto a Países en general (al haber estado en otros lugares que no son las capitales), me quedo sin dudarlo con Noruega. Los fiordos son una maravilla de la naturaleza, y el paisaje perfecto para cualquier narración (ya sea poética, novelesca, peliculera, etc.). Todas sus zonas naturales, para mí, son oxigenantes hasta el mareo. Y de Barcelona ¿qué voy a decir, la mayor parte de mi vida ha sido con ella?… Y Granada (mi lugar de nacimiento) es también una ciudad estupenda. Y el resto de ciudades españolas, cada una con lo suyo??pero todas con la sensación de estar entre conocidos. Londres, merece comentarios aparte; hay mucho que ver??y muy distintas sensaciones en la misma ciudad. Eso sí, los peores anfitriones que he visto. Y Roma, será mi primera vez el próximo diciembre (si la crisis da su visto bueno). En fin, que me parece que lo que hace especial un lugar??es lo que nos hace sentir. Aún así, en casi todos las ciudades y pueblos del mundo??hay algún rincón al que hacerle un círculo, y quedarse en él hasta absorber el último aire que lo envuelve