Monte Carlo


Hace unas semanas fui un sábado al cine a ver de nuevo HP7.2 y la combiné con otra película, solo que tenía demasiado tiempo entre ellas y me sobraba para ver algo de lo que nunca había oído hablar y que tenía pinta de pallufo. Parecía una historia para pre-adolescentes, de esas que aún no les ha crecido el matojo entre las piernas y como estaba en la zona del estadio ArenA en Amsterdam y por allí lo único que hay son tiendas de muebles y de ropa de deportes, decidí entrar a ver Monte Carlo. Me sentí como un pervertido en una sala en la que definitivamente yo era la persona más vieja con mis eternos 28 años y las niñas andaban con unos excesos hormonales de cuidado. Mientras esperaba el comienzo de la película, procuré no levantar los ojos de mi teléfono y evitar que alguien me acuse, que aquello parecía una escena sacada del catecismo de la religión de los tocadores de niños y probablemente muchos de ellos sueñen con una oportunidad parecida. La película se estrena en España en septiembre.

Tres julays comemielda vienen a Europa a cagarla

Una chama americana del mismísimo estado de Texas se viene de vacaciones a Europa con su mejor amiga y su hermanastra y todo se les tuerce hasta que la confunden en un hotel de lujo con una heredera muy famosa y acaba en Montecarlo, rodeada de la élite del famoseo salvo por la Princesa del Pueblo, que debía andar gritando en la tele y se perdió ese fiestón. Allí se enamora de un chamo que se pone pantalones de equitación para marcar paquete mientras las otras dos se buscan la vida con otros dos maromos que malamente saben actuar pero que lucen sonrisa de dientes blancos más falsos que un billete de dos leuros.

Al parecer la tal Selena Gomez es una actriz famosa y consagrada aunque yo me debo haber perdido el memorando en el que lo anunciaban porque no la había visto en mi vida. Ahora que es famosa espero que se pueda pagar las clases y aprender a actuar, algo que no consiguió en toda la película. Lo mismo se puede decir de las otras dos y de los tres chamos que les pusieron para hacer bulto. La película tiene una trama tan absurda que provoca escalofríos de pura vergüenza, aunque a mi alrededor las chiquillas gemían como perras en celo cada vez que uno de los machos estaba en escena y comentaban entre ellas las ropas, los maquillajes y las uñas que llevaban las tres chamas y grababan en su memoria esos planos para copiarlos una vez en casa. Mucha más vergüenza debió sentir Andie MacDowell, supuesta actriz y que ha acabado haciendo este tipo de películas con papeles secundarios seguramente para pagarse unos cuantos doctores que le quiten unos cientos de años de encima.

No voy a decir mucho más porque no lo merece. Ni se te ocurra ir a verla, pero como estamos en verano y todos eran gente guapa, le damos unos pocos puntos ya que hoy me siento generoso.

03/10

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