Moonlight


Por más que la película que voy a comentar tenga una purriada de nominaciones a los Oscars, no se ha estrenado masivamente y tuve que ir a Amsterdam para verla, aunque al parecer habían organizado una noche mariquita en todos los multicines de la cadena a la que estoy abonado con esta peli, noche en la que pagas más por la entrada, te dan un vino barato en vaso de plástico al entrar, te sientas en una sala petada con la gente de la otra acera y al final se van todos a un bar que curiosamente tiene una bandera con un arcoiris sobre la puerta y les dan una bebida mientras comadrean y algunos buscarán cacho de carne para desatascarse el orto o algo así. Confirmo que la vi en Amsterdam una semana antes de ese evento y se trata de la película Moonlight, la cual se estrena en España la semana que viene con el mismo título.

La desgracia se ensaña con un julay y lo hace negro y maricón

En una barriada marginal de Miami se cría Chiron, que aunque quizás él no lo sepa porque igual no tienen espejos en la casa, es negro, o como se diría hoy en día, es una persona con una jartá de color, que nosotros también tenemos color, pero en cantidades más moderadas. Lo vemos en tres momentos de su vida, cuando es un chiquillo y tiene una madre puta y que le pega al crack, cuando es un adolescente y la madre sigue siendo puta y dándole al crack y finalmente cuando él es un joven, la madre parece que ya ha cambiado sus oficios y en todas esas etapas, pierde más aceite que el Titanic en la versión del director con dos horas más de metraje.

En realidad tenemos tres cortos unidos para formar una película ya que vemos a tres actores distintos interpretando al mismo personaje en una etapa de su vida. Comenzamos cuando es un chiquillo al que le pegan unas jalás en el colegio que no veas y que las pasa putas. Un traficante se encariña con él y lo ayudará y eso es lo único positivo en su vida. En la segunda etapa, el traficante ha muerto y el chaval consigue que su mejor amigo le haga unos tocamientos super-chulos de la zambomba que le dan algo de alegría y cosa buena. Este episodio acaba malamente cuando se calienta con el que le da candela en el instituto y lo pone en su sitio, o sea, en el hospital. En la tercera parte, ahora él es el traficante, se pone una funda en los dientes para que parezcan de oro y cuando recibe una llamada de su amiguito que le tocó la bilonga, regresa a Miami para verlo y con algo de suerte, que le ponga el orto como boca de pozo. La película entretiene y está muy bien hecha pero de alguna manera, no conecté emocionalmente, quizás porque no se centran en un episodio concreto de su vida y al tratar de mostrarnos básicamente nada pero con todo, no me enganché. Para mí el mejor episodio fue el primero y el peor el tercero, con una escena final eterna que todos sabemos como va a acabar desde antes de que empiece. El director no estaba para nada interesado en la fotografía y la película en muchos instantes parece más bien un producto casero y las escenas nocturnas son patéticas. El ritmo sufre en varios momentos en los que parece que optaron por sumar minutos sin tener nada que contar y de repente, llega el final de manera brusca y sin resolver nada de nada. Pese a que suena negativo, la película está bien pero le falta mucho para ser un clásico.

Esto no es cine para los miembros del Clan de los Orcos, que harán bien manteniéndose alejados de los cines en los que la estén poniendo. Es cine para sub-intelectuales con GafaPasta.


3 respuestas a “Moonlight”

  1. El episodio del niño es muy bueno y la película entretiene. No es una mala historia pero no es una que recordaremos dentro de un montón de años.