Mr. Morgan’s Last Love


No hay nada que me ingrigue más que las películas a las que les ponen la etiqueta de comedia y drama. Siempre que veo alguna con este binomio, la pongo en mi lista prioritaria porque si funciona, no hay nada mejor que echarte unas risas y unas lágrimas en el mismo espectáculo. Por supuesto, casi siempre es cine marginal y hay que ir a la filmoteca en donde todo el mundo toma té y bebe vino y cuando toman café ponen el dedo meñique tieso por alguna extraña razón que debe estar asociada al gen de la intelectualidad. La película que me arrastró a este submundo fue Mr. Morgan’s Last Love la cual no tiene fecha de estreno en España y es poco probable que llegue a hacerlo y que seguro que de pillar una sala de cine, el distribuidor le pondrá un título exótico como A él también le sube la bilirrubina.

A un julay viudo se le está yendo la chavela y cuando se intenta suicidar se monta un pitote entre sus hijos y una piba que conoció en la guagua

Un americano viudo vive en París, sin demasiadas ganas de hacer nada y básicamente matando el tiempo. Un día conoce a una joven en la guagua y se hacen amigos, aunque eso no es suficiente y un poco tiempo más tarde se intenta suicidar tomando pastillas. Cuando sus dos hijos vienen de Estados Unidos a verlo conocerán a la chica y creerán que ella lo único que quiere es robar la guita del papuchi. En un ambiente enrarecido saldrán a flote todos los problemas familiares y la joven se convertirá en la bisagra entre el padre y su hijo.

No hay que complicarse demasiado a la hora de contar una historia. Hay cosas sencillas que funcionan muy bien y esta película es un gran ejemplo. No tenemos efectos especiales, no tenemos sofisticadas escenas de acción, no tenemos treinta y dos mil tramas secundarias y sin embargo desde el primer segundo nos enganchamos a la historia y seguiremos así hasta los títulos de crédito finales. El anciano está maravillosamente interpretado por Michael Caine, que hace de viejo cascarrabias, de viudo, de hombre amargado y divertido y de padre que no parece sintonizar con sus hijos. No hay un solo momento en la película en el que no destaque. A su lado, la joven francesa está interpretada por Clémence Poésy y es dulce y adorable aunque tiene un punto oscuro que no se puede obviar y que durante el desarrollo de la historia quedará explicado. Ella acaba en medio de una batalla que no buscó y siempre trata de que unos y otros hagan las paces ya que ellos tienen lo que ella anhela, una familia. El hijo está interpretado por Justin Kirk,un actor que hasta ahora había pasado desapercibido pero que aquí se luce. Finalmente, la única que flaquea un poco y que tiene un papel menor y que parece que vino a cobrar el cheque es Gillian Anderson a la que se le empiezan a notar los siglos. Pese a esta última, la película es una gozada visual con una preciosa y triste historia con final agridulce.

No es cine apto para los miemros del Clan de los Orcos pero cualquier sub-intelectual de GafaPasta que se precie la debería ir a ver para fardar hablando de ella en la máquina del café del trabajo. Para aquellos a los que les guste el buen cine, esta no hay que perdérsela.


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