Nadie mejor que tú


Nadie mejor que tú ...
– ?Nadie mejor que tú sabrá cual es la verdad ??
Sus palabras fueron un mazazo que lo pilló desprevenido. Unos instantes atrás todas las señales pintaban bastos, todo parecía ir sobre ruedas. La chica que le gustaba estaba con él, estaban hablando, manteniendo una conversación interesante y las perspectivas eran muy halagüeñas. Todo iba bien hasta que cayó la bomba.

A partir de ahí todo se desmoronó. Ella se echó a llorar. Entre sollozos le comenzó a contar su historia. La gente de las mesas vecinas los miraba con esa apasionada curiosidad que provocan los problemas de los otros.

Primero lo noqueó con el típico ?Eres mi amigo??. Ahí se esfumaron sus esperanzas de tener algo con ella, lo que fuera. Otra amiga para el montón. Cuando nació lo tuvo que mirar un bizco, porque sólo parecía ser capaz de coleccionar amigas. Por más que había tratado de ser insustancial y vulgar, o intelectual apocado, o sibarita superficial, los resultados siempre eran los mismos: todas querían un amigo. En su interior una vocecita le susurraba: ?Acaba ya de una vez??. Visto el comienzo, lo mejor era cortar por lo sano.

Ella mientras tanto continuaba su sordo monólogo. Hablaba de reconocer que es lo que eres, de repetirse, de decidir cambiar, de reinventar la felicidad. Propaganda asquerosa que no le interesaba. El sólo quería mojar, revolcarse con ella hasta que le pidiera clemencia, engañar su corazón con palabras que no sentía, buscar la ruptura tras una corta relación, todo lo que sus amigos hacían una y otra vez y él parecía incapaz de hacer.

Entre pitos y flautas mantuvo el tipo. Ella hablaba de recuperar su identidad, que ese era su sitio y entonces lo comprendió todo. Le preguntó directamente: ?¿estás tratando de decirme que eres lesbiana???

Su pregunta carecía de todo tacto pero a esas alturas no le importaba. Ella comenzó de nuevo a hacer pucheros mientras asentía con la cabeza.

– ?¿Desde cuando???
– ?Desde siempre??.

El panorama se presentaba menos desolador. Al menos esta vez no acabarían hablando de ese otro chico con el que ella se quería enrollar y que por jugarretas del destino era amigo suyo. Esta vez era una tortillera. Sólo había un camino a seguir. El más directo y cruel.

– ?¿Estás segura? Quiero decir, ¿lo has probado con tíos???
-???.
-?¿y con tías???
-??No??.
– ?Y entonces como puedes saberlo?? – dijo él.
– ?Lo sé?? – fue su escueta respuesta.

Se quedaron allí mirándose. Ella puso la mano sobre la suya. ?l se la imaginaba en la cama, con otra, retozando con sus cabezas en el sexo de la otra mientras él miraba la escena junto a la cama, las veía como se iban calentando hasta que ya no podían más y le pedían que las curara. Y entonces lo hacía. Las curaba. Ella mientras tanto pensaba en lo aliviada que estaba ahora que lo había dicho, en lo bien que se estaba portando él, en lo buen amigo que era, en como no podría decir algo como esto a ninguna de sus amigas porque todas la despreciarían, la repudiarían. Ella por fin tenía alguien con quien podía hablar y él un nuevo universo de fantasías sexuales que poblarían sus noches.

Nadie mejor que tú podrá …
… decidir cambiar
Nadie mejor que tú para encontrar …
… otra realidad