No-Do


Estando de visita a Gran Canaria coincidí con el festival de cine de las Palmas de Gran Canaria, algo que creo que me ha pasado en los últimos cuatro años independientemente de la semana de marzo en la que voy de vacaciones a la isla redonda. En ocasiones anteriores he huido del festival como de la peste negra porque la cartelera no me atraía nada pero este año tenían un ciclo de películas argentinas y unas cuantas películas españolas que me apetecía ver así que he aprovechado las tardes para ver una o dos películas. En mi segundo día en la isla estrenaban No-Do, del director canario Elio Quiroga y puesto que la anunciaban como película de terror decidí darle una oportunidad. La sala estaba petada de gente y al ser un festival, nos presentan al director y alguno de los miembros del equipo que hablan y la gente les aplaude ilusionada. Me temo que lo que vino a continuación no cumplió con nuestras expectativas.

Una julay se muda al chabolo del obispo y aquello está lleno de inmigrantes extrasensoriales

Una pareja alquila una casa en las afueras de la ciudad, un casoplón que no veas que anteriormente era la residencia de verano del obispo. Nada más llegar a la casa comienzan las coñas parasicológicas y la mujer se desquicia mientras su marido no la cree y la casa se llena de espíritus y otro tipo de gentuza.

No sé que coño pasa con el cine de terror español en esta década. Parece que lo de casa grande llena de espíritus se ha convertido en marca de la casa. Ya comienzan a aburrir estas películas con casas encantadas en las que por supuesto, siempre hay chiquillos implicados y los más acarajotados parecen no darse cuenta de lo que es real y lo que es imaginación de alguno de los protagonistas. En este caso estaba cantadísimo. La historia la redondearon con una línea argumental de No-Do hechos sobre expedientes «X» por encargo de la iglesia católica que la verdad, aburre y no aporta demasiado. Sobre la acción en el escenario principal, la casa encantada, es tediosa y además de no cumplir con la cantidad de sustos adecuados, falla en muchos momentos. Lo peor que le puede pasar a una película de estas es que se marche gente y en la primera media hora hubo una pareja que se fue de puro tedio. Seguro que si muchos hubieran sabido lo que venía a continuación los habrían seguido porque la cometa no llegó nunca a alzar el vuelo y para cuando terminó estábamos tan indiferentes como al comienzo. El principal problema es de continuidad, el guión tiene unos agujeros enormes y las dos tramas, la de los No-Do y la de la casa no terminan de cruzarse de forma convincente. Aún peor es que los chiquillos no logran salvar la cosa, algo que sucede en otras ocasiones en las que el carisma de los menores y su sincero terror (o sadismo) nos mantiene pegados a los asientos. Por último, en este cóctel de desatinos, la protagonista parece perdida, recita sus líneas sin creérselas y a su marido, cuando le da la réplica, parece más falso que Judas. Con tanto karma negativo, no hay forma de salvar la película.

En definitiva, me temo que os la podéis saltar ya que como película de terror no da la talla.

04/10