Ocho apellidos catalanes


Esperaba como agua de sequía, que no de mayo, porque en Holanda y gracias al cambio climático, llueve sin parar trece de los doce meses del año y en más de la mitad, no es lluvia, son baldes que te tiran sin parar a la cara. Decía que esperaba con ansia que aguantara en la cartelera de cine española cierta película que es una segunda parte y de la que no se habló en su momento porque no coincidió con una visita a los cines españoles, aunque de tapadillo y sin que jamás lo reconozca diré que es posible y probable que haya hecho una excepción y la hubiera o hubiese podido ver. Hoy voy a comentar Ocho apellidos catalanes.

JULAYS, truscoluña NO ES NACIÓN

La pava de la primera película que no vi ya no está con el andaluz y se ha encoñado de un truscolán que organiza una boda falsa redecorando el centro del poblacho en el que vive para que parezca truscoluña de verdad y darle una alegría a su abuela, la ricachona del pueblo y la que recibe el tres por ciento de todos los demás. El andaluz se va con el padre de la vasca a la boda y allí se volverán a encender los fuegos uterinos del amor.

Fui a ver esta película con un amigo que entraba al cine prácticamente obligado porque le habían dicho que habían oído que no es tan buena como la primera. Quizás no lo sea, pero es una comedia del copón y te ríes una jartá. Tiene sus momentos en los que flaquea, sobre todo en algunas de las pomposas escenas de la nación truscolana pero en los momentos en los que la cámara se acerca a dos o tres personajes, la película recupera el ritmo, los golpes de humor se reproducen y te ríes sin parar. Dani Rovira siempre me ha parecido un actor raro, como que lo fuerzan a ser galán cuando a él lo que le va es la comedia. Sabe como moverse en el género y su don de lenguas es la envidia de todos los que llevamos más de cuatrocientos días de constancia en el duolingo. Su dúo con Karra Elejalde es fabuloso, hay química entre ellos y sus escenas juntos son las mejores. El momentazo en Madrid es épico. Carmen Machi en esta ocasión está un poco apagada y repetida pero da igual cuando tenemos a Rosa María Sardá desatada como una truscolana de pro. Finalmente decir que Berto Romero para mí fue el más flojo de todos, su recargado personaje truscolán es demasiado excesivo y acaba por cansar. La historia es simple, directa y no busca el humor sub-intelectual sino el más marrullero que nos gusta a los demás. Pese a las caídas de ritmo y a que algunas escenas las estiraron demasiado, vale la pena.

Esto es cine obligatorio para todos y cada uno de los miembros del Clan de los Orcos, que además harán bien en llevar a sus hembras y hasta a sus hijos si ya los han destetado. Puede afectar negativamente a las funciones cerebrales, si las hubieran, de los sub-intelectuales de GafaPasta, que harían bien en mantenerse alejados de los cines en los que la estén poniendo.


Una respuesta a “Ocho apellidos catalanes”

  1. Me alegra mucho tu critica, con la de «8 apellidos vascos», te imité y me estuve descojonando las 8 veces que la vi, todavia me acuerdo de cosas y me descojono vivo…jajajaja 🙂
    Salud