Otra Sarah más pachanguera


Otra Sarah gigantesca

Otra Sarah gigantesca, originally uploaded by sulaco_rm.

Parece que estamos en temporada alta de las Sarah. Hace exactamente un mes que veíamos una y esta semana regresando a mi casa después de una dura jornada laboral casi me da un soponcio cuando veo que una de las hembras de mi barrio ha cruzado la barrera de los cincuenta tacos y su marido e hijos han optado por calificarla como vieja. No hay otra explicación posible. Vista la muñeca enorme que le plantaron en la puerta, hasta el más bizco tiene claro que la ven como una vieja, alcohólica y yo diría que medio bruja. La enorme Sarah es de dos pisos de alto, así que resulta difícil no darte cuenta que está por allí. La puerta de la casa estuvo así todo el día.

Esto está muy explicado y todos somos expertos así que no me voy a tripitir o cuatripitir. Quien quiera más información que se lea Costumbres holandesas, el día que ves a Abraham, Abraham en bicicleta, Abraham a lo grande o la anteriormente mencionada Sarah.


9 respuestas a “Otra Sarah más pachanguera”

  1. Pobre mujer, qué putada de muñequita. Por cierto, corrige es bizco, no visco. Por cierto, me gustan las palabras tripitir y cuatripitir, no sé si existen pero me encantan.

  2. Puto corrector ortográfico del firefox. Ya lo cambié. Gracias.

    La zorra de la monja Ana María jamás me arreó un bofetón por decir tripitir y esa era de las que tenían la mano ligerísima y a poco que dijeras algo mal, te cruzaba la cara y no se echaba ni un padrenuestro para disculparse. Cuando me la cruce en el infierno, le pienso arrancar los pezones con un cutter y pegárselos con cola rápida sobre las córneas. Vas a ver la gracia que le hace.

  3. Me ponen esa Sarah a mí, y les retiro la palabra un año entero.

    Creo que tripitir es ganar algo tres veces seguidas; pero no me hagáis mucho caso.

  4. Los muñecos esos hinchables los alquilan o los tienen que comprar? Porque para un día…

  5. Qué bonitas historias de monjas podría yo contar después de catorce años en un colegio de putas. Atea perdida he salido, no os digo más.

  6. Si es que la iglesia marca mucho, hijo. Lo que no sé es como todavía hay creyentes, menos mal que a mí en el cielo no se me ha perdido nada. Lo malo es que en el infierno seguro que me encuentro a estas monjas cabronas allí conmigo, porque si éstas van al cielo, Dios debe estar de permiso sin sueldo o de asuntos propios como mínimo.