Ouija


Ya dice el refranero popular que el truscolán siempre tira para el crimen, como especie rastrera y miserable que son e igualmente, yo soy de los que una vez me agarro a un género cinematográfico, no lo abandono por más palos que me den. En la puerta del cine te tiemblan las rodillas porque sabes a ciencia cierta que el palo va a ser épico pero ni eso te detiene y junto con una manada de pringados como yo que no podemos evitarlo, entré a ver Ouija, película que se estrena en España con el mismo título la primera semana de diciembre.

Una banda de julays emputan a la chusma del más pa’llá

Una pava en edad de comer rabotes a destajo se suicida y su amiga la pelleja, su novio el pajero, la hermana jinameña de su amiga y otro macho con calenturas están convencidos que la mataron porque era una bellísima persona insustancial como el aire. En un ramalazo de inteligencia cercano a la ciencia ficción resulta que descubren que contactó con el más allá con una Ouija y que un espíritu truscolán y por consiguiente malaje la reposeyó y le hizo pupita. El truscolán de mierda se fija en ellos e irá a matarlos mientras hacen todo tipo de estupideces para merecerse esa muerte y muchas peores.

Empecemos con lo bueno que es poco, te dan dos sustos, quizás tres. Aparte de eso, la historia es patética y es como un refrito de otras cosas sin nada original. Los actores son de lo malo, lo absolutamente peor. Las chamas ni siquiera enseñan pezones, que era algo que les pedíamos a gritos en la sala mientras nos aburríamos. La película adolece de ritmo, parece llevada por el reparto equidistante de los tres sustos y lo que hay entre medias es mediocridad en cantidades ingentes. Esta era la primera y con suerte la última película de este director, que demuestra carecer de originalidad y pretender vivir del copiado descarado de otros, más o menos como hace la empresa de los cabezudos koreanos de teléfonos zarrapastrosos. En muchos momentos lo que sucede en pantalla no tiene ni pies ni cabeza y te quedas con la impresión que igual se equivocaron al numerar las escenas y las montaron mal. La película llega a un final de lástima terrible y que pretende dejar abierto el camino para secuelas, que espero y deseo que no lleguen a realizarse nunca jamás.

Igual funciona con los miembros del Clan de los Orcos, aunque si los comparo con los sub-humanos que estaban conmigo en el cine, casi todos salieron del mismo de mala hostia. Le doy la misma puntuación que sustos y animo al director a no volver a tocar una cámara en su vida.


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