Pacto de silencio – The Company You Keep


No hay muchos actores que consigan dar el salto a la dirección con éxito. Lo normal es que cuando están en la cresta de la ola de su fama, se les antoje el dirigir, rueden un par de pallufos y regresen al redil. Entre los pocos que lo han conseguido tenemos a Robert Redford, un hombre que parece tener con la edad algún tipo de conciencia política y se embarca en historias sobre lo malvado que es el gobierno y tal y tal, como si no lo supiéramos ya. El hombre está obsesionado con los dramas y todas sus películas parecen tener ese punto en común, al colega no le apetece hacernos reír o maravillarnos con alguna bobería. Su última película, en la que además de dirigir es uno de los protagonistas, se titula The Company You Keep y hasta donde yo se, no tiene fecha de estreno en España y es probable que nunca llegue a hacerlo, pero por si acaso os diré que se titula Pacto de silencio, que es la traducción literal del título en inglés, como todos podéis verificar.

A un julay paranoico lo persiguen para meterlo en chirona por culpa de alguna chingada que hizo de joven

Un tipo que al parecer es un abogado vulgar y corriente resulta que en realidad es uno de los fugitivos más buscado por el FBI por algo que hizo en su juventud y se ha ocultado durante todo ese tiempo. Cuando un periodista lo descubre, el hombre emprende una huida hacia su pasado y su futuro para enderezar su vida o algo parecido.

Esta es una de esas películas que no termina de funcionar, al menos para mi. Comienza entretenida pero pronto pierde fuelle. Con varias tramas paralelas simultáneas, mi atención se desenfoca y no logré conectarme. No ayuda que la historia está muy trillada, que lo del Gran Hermano lo sabemos todos y que la elección de los actores falló totalmente. Robert Redford es como la momia de Tutankamon y al igual que esta última, solo transmite asco y pavor. El hombre aburre y aterroriza con esas arrugas entre surcos. Su personaje es demasiado plano y no consigue en ningún momento encandilar. Lo mismo le sucede a Susan Sarandon, que más bien parece sacada de una peli de Almodóvar. El otro que cierra este trío es Shia LaBeouf, haciendo del joven periodista al que se la suda todo y va a su bola y directamente, consiguiendo un pleno en escenas que se podrían cortar sin dañar la película. Todos sabemos que el chamo sabe actuar pero los días que estuvo en este rodaje se le olvidó hacerlo. La película se supone que nos lleva a una escena culminante con mucha tensión en la que se resuelve casi todo pero lo cierto es que nunca lo consigue, se queda como algo medio cocinado y ni siquiera con todos los ingredientes. Hay tantos actores secundarios y tantas tramas colaterales que al llegar al final ni siquiera tienes muy claro el tema que te querían contar.

En fin, que seguro que esto tiene su público entre pseudo-intelectuales con GafaPasta pero ni los miembros del Clan de los Orcos ni un servidor estamos para estas paridas.