Mi relación con los risottos es racheada. Me paso un tiempo sin cocinarlos y cuando entro en vena, hago dos o tres en un corto periodo de tiempo e incluso aprovecho las sobras para hacer croquetas de risotto. Uno de los que más me gusta es el Risotto de setas, receta que llegó a esta bitácora en mayo del año 2007 y a la que hoy le damos la bienvenida al Club de las 500.
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Ajax 0 – Spartak 1
Menudo drama tremendo que nos ha tocado vivir a nosotros los cuatro punto cero, esos seres humanos avanzados y con capacidad económica que no tenemos que quedarnos en casa detrás de la caja tonta como los pobres y los pollabobas que no se pueden desconectar ni un segundo de su adicción dosputocerolistas y que creen que sentarse como subnormales a comentar lo de la tele por el tuiterota es algo que mola mazo. A esos decirles que la selección natural se encargará de ellos. Como lo mío son las experiencias en vivo y en directo, otra vez volvimos al Amsterdam ArenA para ver un partido de fútbol de la Liga Europa de la UEFA. Creo que este es el quinto partido de la temporada.
En esta ocasión, lo combiné con un montón de actividades en paralelo así que he tenido un día de esos movidos que se dicen y que comenzó a las 06.20 de la mañana. A las cinco de la tarde estaba en mis nuevas clases de holandés, a las seis y media salía de clase y volaba hacia la estación de Utrecht Centraal y a las siete y media estaba en la estación de Amsterdam Bijlmer ArenA esperando a mi colega para entrar al estadio. Hoy además era su cumpleaños así que tuvimos un momento emotivo.
El partido de hoy, Ajax contra el Spartak de Moscú y ha sido una pesadilla. El puto portero de los jodidos rusos era como una araña y lo agarraba todo, con las manos, con las piernas o con la punta de la polla si no le quedaba otro remedio.
Se pasaron un poco con los precios de las entradas y se les quedó medio estadio vacío, lo cual fue una lástima. Nosotros cambiamos de nuestro rincón habitual y nos situamos directamente en la zona de córner que está más próxima a la tribuna en la que encierran al enemigo. Aún no tengo clara la razón, pero vamos, yo disfruto igual. Tuvimos nuestro momento agitar banderas, nuestro momento cánticos, nuestro momento insultos e incluso un par de pepinazos de los que de alguna manera siempre se las apañan para colar explosivos dentro del estadio.
En la primera mitad estábamos en la zona del Spartak y el hijoputa del portero de ese equipo lo paró todo. Vamos, yo juraría que es de la misma rama de la que cortan a los curas católicos esos que les gusta tocar chavales. Es que no había bola que no tocara y de paso, nos tocaba los güevos a nosotros, que lo odiamos tanto o más que ayer pero menos que mañana. Llegamos al intermedio con un 0-0 poco esperanzador porque parecía que habían levantado un muro de ladrillos en su portería y no entraba nada.
En la segunda parte, en un momento de descuido nos endiñaron un gol, el cual pudimos ver con la perfección absoluta que da la alta definición de estar en el lado adecuado del estadio, en el momento oportuno. Nuestro equipo lo siguió intentando una y otra vez pero es que el otro portero era un mal nacido de cuidado y no se dejó batir. Con esto se nos pone el paso a la siguiente fase muy cuesta arriba y mucho me temo que este va a ser el final de las cutre-crónicas de los partidos de Liga Europea del Ajax, a menos que haya una conjunción divina de proporciones dantescas y ganemos el partido de vuelta por una diferencia apreciable.
En fin, que me quiten lo bailado. Yo me piro a dormir que estoy que me caigo.
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Árboles pintados en el club de las 500
De todo lo que vi en la ciudad de Bruselas, lo que más me gustó fueron estos árboles pintados que creaban una especie de túnel visual con blancos y verdes. La foto la vimos por primera vez en febrero del año 2006 en la anotación Árboles pintados y hoy les damos la bienvenida al Club de las 500.
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Abraham a lo grande
Una de las tradiciones holandesas que más me llama la atención es la del paso por los 50 años y ves a Abraham (Hij heeft Abraham gezien), directamente inspirada en la Biblia, ese libro tan gordo que queda precioso en las estanterías de cualquier hogar pero que no hay que tomarse en serio porque lo escribieron un equipo de humoristas de segunda. Recuerdo cuando en septiembre del 2006 lo comenté por primera vez en la anotación Costumbres holandesas y cuando en septiembre del 2007 lo expliqué algo mejor en El día que ves a Abraham o incluso en octubre del 2009 cuando se juntó lo de Abraham con mi manía con las bicicletas y vimos a Abraham en bicicleta.
El otro día venía hacia el trabajo como siempre, atajando por una zona industrial en Hilversum cuando de repente me tropiezo con un Abraham gigantesco en la puerta de una empresa. En la foto se ve que tiene unos dos pisos de altura y estaba allí tan campechano. El que lo iba a ver por primera vez ese día era un tal Henk al que imagino que se le puso mal cuerpo cuando llegó al trabajo y vio la que le habían montado. Yo me paré y aproveché para hacerle una foto a este Abraham gigantesco.
A ver si me acuerdo de hacerle una foto a la plataforma de aterrizaje para naves extraterrestres que ha puesto uno en el jardín delantero de su casa para que la cigüeña tome tierra sin problemas y deposite el paquete que le han encargado. Y después dicen que no hay recochineo, sorna y cachondeo por la parte fría del universo.