Los que tengan buena memoria se acordarán que en abril pasado me compré un mueble librería en madera de teca y que posteriormente en junio me compré La tele. Desde esa época tenía claro que quería colgar la tele de la pared y dejar que se convierta en el primer objeto que se sujeta de una de ellas en mi casa, lugar en el que no encontraréis cuadros o fotos en las paredes.
Pasó el tiempo y yo me dejaba llevar por el gandulismo y finalmente decidí realizar el pequeño proyecto y combinarlo con otro mueble de teca que completa el aspecto que yo quería darle a la planta baja de mi hogar. Fui a la misma tienda en la que conseguí la librería y el dependiente se acordaba perfectamente de mí. Nos dimos un paseo para ver las diferentes opciones aunque yo ya sabía a ciencia cierta la que quería. Buscaba algo sencillo y lo encontré en un separador (o así lo denominan ellos) que a mí me gustaba para poner debajo de mi televisión. Lo compré y me lo trajeron unos días más tarde. Mientras llegaba, aproveché para comprar por Internet el soporte para la tele y después organicé un pequeño proyecto con mi vecino para instalarlo, porque está claro que a mí no me equiparon con el módulo de manejo de taladro con soltura y mi vecino se pirra por este tipo de actividades.
El viernes pasado nos pusimos manos a la obra y en un rato la tele lucía espléndida en la pared, acompañada del mueble de teca. Como sé que si hay hueco disponible puede surgir la tentación para llenarlo, opté por comprar unas cajas para llenar al menos la mitad de los espacios de esta pequeña matriz. El sábado me pasé por varias tiendas y al final me quedé con las de Ikea, las cuales tenían el tamaño adecuado, eran más ligeras y menos voluminosas que otras que estuve considerando. Mi extensa colección de DVDs se puede ver en la foto. No hay más ni los habrá.
Sobre el mueble está mi muñeco de vudú y otras cosillas que he ido comprando por diferentes lugares del mundo y unas cuantas velas. Me falta poner un canalillo en la pared para meter dentro el cable de la antena y ya estará todo listo. La tele luce fantástica y desde el sofá reclinable me pego unas siestas increíbles mientras intento ver los episodios de mis series favoritas.
Mi próxima zona de batalla son las ventanas, las cuales quiero cambiar y ya ando en contacto con varias empresas para pedir presupuesto.