Entramos en el tramo final de esta serie de fotos sobre Estambul y hoy me quedo con uno de los puentes que conectan Europa con Asia. Una de las cosas que hay que hacer al visitar esa ciudad es tomar uno de los barcos que os llevan por el Bósforo en un minicrucero que dura algo más de una hora. Suelen llegar hasta el segundo puente y ambas orillas están llenas de palacios, palacetes y pequeños enclaves de pescadores que resultan fascinantes. Ambos puentes son unas obras de ingeniería espectaculares y lo que me asombra más es que debajo de los puentes haya edificios en los que sus habitantes básicamente viven a la sombra.
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Bicicleta Nihola Family Trike
Ya vimos en su momento la Nihola bakfiets cubierta que descubrí en la ciudad danesa de Copenhague. Hace poco vi una en Holanda y aproveché para hacerle una foto. El modelo en cuestión es el Nihola Family Trike y el precio por estos lares es de algo más de dos mil eurolos. En la cesta delantera se pueden llevar hasta cien kilos de carga con lo que aunque tengas uno de esos niños encochinados lo podrás llevar en la bici si eres capaz de pedalear para mover todo ese peso muerto.
En las Nihola las ruedas delanteras giran como las delanteras de los coches al girar y la cesta está pensada para proteger a los niños. Si recordáis las bicicletas de este estilo holandesas, en la mayor parte el conductor gira moviendo la cesta delantera al completo.
En el Álbum de fotos de bicicletas encontrarás un montón de bicis que he ido fotografiando a lo largo de los años
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Patriarcado Ecuménico Ortodoxo de Estambul
Pasé por delante del patriarcado ecuménico ortodoxo de Estambul pero no pude entrar a visitarlo. El Patriarca de Constantinopla es supuestamente el más importante de todos los ortodoxos, aunque este título es más bien honorífico. El complejo de edificios parece más bien pensado a la «defensiva» y no se ve que quieran tener visitantes. Está escondido en una calle cerca del Cuerno de Oro.
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Desprecio
No hay nada que me dé más asco que una paloma. Son unas bestias miserables y repugnantes que al igual que las ratas, sobreviven como parásitos de los humanos. Es uno de los pocos animales que ninguno echaríamos de menos si mañana al levantarnos hubiesen desaparecido de la faz del planeta. No aportan más que enfermedades y al igual que las ratas, se reproducen incansablemente. Por culpa de las palomas multitud de monumentos en todo el mundo sufren daños irreparables con su mierda y su manía de usarlos como nidos y lugares de descanso. Peor aún son los infrahumanos que les dan de comer y que contribuyen a la extensión de esta plaga. Ya sea en la plaza de San Marcos, en Venecia, en París, en Londres, Madrid o Estambul, por todos lados tenemos siempre a gente que hace negocio vendiendo comida para que seres con graves deficiencias en el riego cerebral y posiblemente con perfil en el CaraCuloLibro compren esa comida y satisfagan algún repugnante instinto interior que los anima a dar de comer a esas bestias. Si de verdad existiese un Dios, mañana mismo nos mostraría su poder haciendo reventar en un millón de trozos a cada uno de esos que compran comida para darle a las palomas en plazas y otros recintos públicos.
Para el que vende la comida, para el desgraciado como el de la foto, con ese tendremos que comulgar porque hasta los hijosdeputa merecen un padre y ya sabemos quién es y a qué se dedica.