Otra vez me tocaba actividades deportivas y de nuevo he visitado el estadio del Ajax, el legendario Amsterdam ArenA para ver un partido de fútbol, en esta ocasión contra los gabachos del Auxerre, a los que parece que les hemos enseñado dos o tres cosas. Lo repito por si no queda claro. Si yo no me hubiese caído al suelo a nacer ahora sería dosputocerolista y tendría mi caraculolibro como todos y además me apalancaría en casa como un subnormal a ver el partido por la tele y comentar los mejores momentos con los otros tuiterotas que me seguirían en el tuiterolo. Por suerte no fue así y prefiero el universo real del unopuntocero, ese en el que los humanos podemos tocarnos, gritar y vivir los eventos.
Nuevamente quedé con el colega que va conmigo al fútbol y esta vez incorporamos a otro amigo para cenar con él en el restaurante la Place que hay a la salida de Hilversum. Fue una cena holandesa, a las seis de la tarde, con el restaurante petado de gente porque aquí se cena a esas horas. Con la tripa rebosando salimos en dirección al estadio y como llovía copiosamente y el tráfico era endemoniado, vinimos llegando cuarenta minutos antes de empezar el partido y no tuvimos tiempo de mucho.
Nos compramos nuestro medio litro de café y entramos y al momento estaban los jugadores entrenando frente a nosotros y calentando para el partido. Animamos a Suárez y su gente y en el ambiente se respiraba buen rollo y cosa buena. A nuestro alrededor la gente era más o menos la misma que la vez anterior ya que casi todo el mundo compró las entradas para la terna de partidos y aún nos veremos una vez más.
Vuelvo a repetir que el fútbol por la tele apesta y que no tiene ni punto de comparación con el espectáculo que se ve en el estadio. En los cinco minutos anteriores al comienzo del encuentro, se canta el himno y sesenta mil banderas ondean por el ArenA convirtiéndolo en un mar blanco en el que nos desgañitamos gritando. Al frente podéis ver las tribunas de los periodistas.
Recuerdo la primera vez que vi un partido en el ArenA y lo acarajotado que estaba, perdiéndome un montón de detalles y dando la impresión de estar abobancado como cualquier presidente de gobierno de monarquía bananera que dice que todo va bien y que está en la Champions League y dos días más tarde está mendigando mendrugos de pan por Europa y tiene a sus espaldas millones de parados. Por suerte he mejorado mucho y ahora veo la estrategia, intuyo las jugadas y no se me escapa una y además me harto a gritarle a la chusma del equipo contrario. La cosa se encarriló tan bien que en el minuto siete marcamos el primer tanto y nos volvimos locos a saltar y abrazarnos. De haber habido en el lugar un cuervo de la iglesia, seguro que busca algún niño para que se la chupe pero en estos sitios el clero está prohibido porque el Dios fútbol no tolera a los dioses menores.
Antes de llegar al final de la primera parte estábamos dos a cero y ya escribíamos el cuento de la lechera y nos veíamos en la final. Por desgracia nos tocó sufrir y la chusma gabacha marcó un tanto y nos echaron a un defensa y la cosa se nos puso muy cuesta arriba jugando con diez y con veinticinco minutos para llegar al final. Ha sido el partido más intenso de todos los que he visto hasta ahora.
A unos quince minutos del final el hijoputa del portero le hizo una artimaña muy sucia a nuestro equipo y nos cagamos en la puta que lo parió y en el resto de su familia, todo muy deportivo pero deseándole de corazón que se lo lleve por delante un tren de mercancías lleno de rumanos gitanos que se coman hasta los cachos de carne que pillen. Desde ahí hasta el final, cada vez que uno de azúl tocaba el balón le pitábamos hasta hartarnos y parece que funcionó y mellamos su espíritu porque flojearon, cometieron errores y el árbitro echó a dos comemierda de esos y además logramos mantener el resultado. Al final, paseo de honor del Ajax y todos aplaudiendo a rabiar a los niños que consiguieron una victoria que junto con el resultado del Milan nos da esperanzas y nos permite seguir con la ilusión.
En unas semanas tenemos al equipo del tío que empala a la Carbonero, del tonto del culo portugués al que una putorra se la metió sin vaselina y sin doblar y le sacó millones por una bestezuela que con ese gran amor de madre jiñó y le endiñó y con el resto de estrellones de la liga del país con la mayor burbuja inmobiliaria del universo y del mismo en el que abobancas al pueblo con juegos olímpicos, mundiales y ferias de estas a las que no va ni el Dios ese que se repartió en tres entes para poder tener más manos y tocar más menores. Y nosotros estaremos allí para contarlo.