Ya vimos otra foto del pueblo de pescadoras y en esta está la cutre-mezquita que tienen allí y que no es más que un chamizo con una especie de minarete de pobres. Las islas Perhentian pertenecen a uno de los estados malayos musulmanes y salvo por los turistas, los locales tienen totalmente prohibido el consumo de alcohol. La policía religiosa acude cada dos o tres semanas para hacer redadas y aquellos musulmanes que dan positivo en los controles de alcoholemia acaban con sus huesos en la cárcel y pagando costosas multas. Aún más alucinante es verlos enterrar el alcohol en la playa o en otros lugares exóticos.
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Ha llegado una niña a casa
A veces tengo la impresión de que me repito continuamente y ando siempre escribiendo sobre lo mismo y aunque es cierto, no siempre la palabra continuamente es la más apropiada. En mi cabezón estaba convencido que cada dos por tres pongo alguna foto de las formas en las que los holandeses anuncian al universo que han sido padres pero la verdad es que no han sido tantas anotaciones.
La primera vez fue en agosto del 2007 cuando se publicó la anotación Bienvenido a casa y ese mismo año en noviembre sabíamos que Ha sido niña y la última vez fue en julio del año 2008 con el gigante que estaba Comunicando la buena noticia.
Hoy tenemos una cigüeña gigante, de casi dos pisos de altura y que estuvo durante una semana en la puerta de la casa que podemos ver en la imagen y que está ubicada en Hilversum. No se puede decir que no están orgullosos de haber sido padres y que no han hecho todo lo posible para que todo el barrio se entere de la noticia.
De nuevo conviene resaltar que cuando vas por ahí oyes lo cerrados que son los holandeses, lo poco dados que son a mostrar sus emociones pero a la hora de la verdad, aquí se anuncia y se celebra todo, las llegadas de niños, comienzo del colegio, fin del colegio, bodas, bautizos, paso por los cincuenta años, retiro y demás. Siempre que me tropiezo con uno de estos mensajes nada subliminales en mi cabeza lo asocio con una bitácora personal, escrita en el mundo real y que grita a los cuatro costados la noticia que quieren transmitir. En este caso, que ha llegado un nuevo miembro a la familia y aunque en la imagen no se vea, fue niña.
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El chalet en las islas Perhentian
Cuando comentaba a mis amigos en los Países Bajos que iba a ir a las islas Perhentian en Malasia, a todos parecía preocuparles enormemente el que yo no fuera capaz de aguantar el tipo de hospedaje que hay en aquel lugar. No se trata de hoteles más o menos decentes ni de pensiones hechas y derechas sino que son unas cabañas de madera bastante precarias y en las que los mosquitos, los gecos y las arañas entran y salen a su antojo. Para más coña, allí las denominan chalé, lo cual le da mucho glamour pero no quita que sean cabañas. La mía era la segunda de las tres que están en la imagen (parcialmente oculta por el arbusto) y contaba con un dormitorio con aire acondicionado que no enfriaba mucho y que hacía un ruido estruendoso y un pequeño baño en el que escondida en el tanque del retrete había una araña del tamaño de una nuez que se me enfrentaba cuando intentaba echarla y que cada vez que bajaba la cisterna salía a mirar y reprocharme el que la molestara. En el techo tenía una familia completa de gecos que se comían los mosquitos y de lo único que me molestaba es que los pequeños se pasaban la noche gritando. Por delante de la cabaña pasaba de cuando en cuando una especie de lagarto gigantesco del tamaño de un gato al que se la traía al fresco que hubiera gente por allí. Puede parecer algo terrible pero creedme, había un montón de sitios bastante peores en los que quedarte, lugares con ventilador y algunos ni siquiera con eso en los que sobrevivían los que querían ahorrar dinero.
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Masones: los hijos de la viuda
Al llegar a España me he encontrado que he visto prácticamente todo el cine que está en la cartelera o que se estrenará la semana que viene y de las tres únicas excepciones, dos no las quiero ver dobladas. Por eso la elección fue muy sencilla, la única película que podía ir a ver es una titulada Maçons: Els fills de la vídua, un documental de algo más de una hora de duración que acompañaban con otro. Lo primero que me llamó la atención fue que en lugar de cine convencional, parecía más bien como si se hubiese rodado para la tele y al estirarlo en una pantalla de cine, la calidad apesta. Los colores blancos eran grises sucios, los negros eran un mosaico creado por un caleidoscopio y los pixels eran del tamaño de naranjas.
Una julay pre-menopausica no se cansa de tocar güevos a todo hijo de vecino
El documental cuenta la historia de una mujer que descubre que su padre era un alto cargo de la masonería y éste al morir le deja un montón de información y organiza una especie de trama para que entre en esa especie de secta.
Básicamente aburre. Seguimos a esta mujer descubriendo cosas que no son secretos ni misterios y alternando con imágenes del pasado y ella visita esto o aquello y siempre hay masones por todos lados que la quieren enganchar a su secta aunque no se llega a saber muy bien para qué. Si lo que querían era promocionarse la han cagado hasta el fondo ya que después de ver esto no hay manera de que me interese por sus coñas. Entre las mariconadas del Dan Brown y otros escritores y este documental, creo que ya tengo claro que mi tiempo es muy precioso como para perderlo en jilipolleces.
No se puede destacar nada porque es un gran ejercicio para glorificar el aburrimiento. Solo apto para la siesta y únicamente si te has apalancado en el sofá.