Y no podía faltar la clásica imagen de la torre Eiffel iluminada por la noche, con esos rayos que lanza hacia el cielo. La verdad es que por la noche es mucho más impresionante. Conviene recordar que a sus alrededores siempre hay que tener cuidado porque la zona está llena de rumanas esperando para saltar sobre cualquier cosa que dejes descuidada o birlarte la cartera. Vienen y van según aparece o desaparece la policía y en algunos momentos pueden llegar a ser bastante molestas.
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Mañana es el Koninginnedag
El día de la Reina en los Países Bajos es un día muy especial. El Koninginnedag, literalmente el Día de la Reina comienza la noche anterior con la Koninginnenacht, una noche llena de fiestas y en las que los holandeses están todos en la calle. Los bares se vuelven naranja, los ayuntamientos ponen tantos escenarios como pueden en las ciudades y en todos ellos hay tremendas fiestas en las que muchos se ponen algo más que tibios de cerveza. Los trenes tendrán servicios especiales durante toda la noche, igual que autobuses y otros medios de transporte público. La gente dejará en casa sus coches e irá en bicicleta, autobús, taxi, tranvía, metro, tren o caminando al centro. A partir de las doce de la noche entra en vigor una excepción en todo el país que permite durante las siguientes horas el vender en las calles sin licencia y ese es el pistoletazo de salida de un montón de tradiciones.
El Koninginnedag es algo diferente para cada persona. Los jóvenes lo ven como una gran fiesta en la que beber hasta caer, bailar y ligar, los niños se vuelven locos y salen a las calles a vender y comprar todo tipo de morralla inútil. Mi amigo el Moreno irá mañana a las siete de la mañana con su hija al centro de su ciudad a conseguir un buen puesto porque ella va a vender trastos que ya no se usan en la casa. Mi amigo el Rubio estará con su hija de cuatro años a las ocho y media de la mañana también en el centro de su pueblo porque la clase de la chiquilla actúa allí. Podría seguir hasta el infinito con pequeñas historias como estas. Koninginnedag son pequeños actos, de vender, de comprar, de cantar, de caminar por calles atestadas, de comprarle a un chiquillo un trozo de tarta casero y comértelo, o tirarle huevos a un estudiante que de esa forma consigue algo de dinero para pagarse las juergas del verano, de trenes atestados con millones de personas que mañana comprarán el billete especial que te lleva desde cualquier parte del país a la capital y con el que puedes usar todo el transporte público de la misma. Esta semana en los Países Bajos hay la mayor concentración de atracciones de feria de Europa. Han venido desde Alemania, Bélgica y Francia para que en prácticamente cada ciudad de tamaño apreciable la gente se divierta.
En esta época también se dan los lintjes, una cintas que reciben muy pocas personas y que son el primer paso para entrar en la Orden del León de Holanda (Orde van de Nederlandse Leeuw). Hay que hacer algo muy pero que muy especial para ser merecedor de una de esas cintas. Quizás sea una vida de dedicación al prójimo, pero de auténtica dedicación, sin polladas religiosas ni similares. O quizás el sacrificar años investigando para salvar vidas. Las personas que lo reciben suelen ser esos que no la han pedido y que no se creen merecedores de la misma. Mi amigo el Moreno tiene un vecino al que se la otorgaron hoy, con televisión, prensa y más de doscientos familiares, vecinos y amigos que llenaron la sala de actos del ayuntamiento para esperarlo mientras él iba engañado a una reunión para discutir problemas de algunas de las personas ancianas del barrio y cuando le pidieron que acompañara a un conserje y cruzó la puerta se quedó helado al ver allí a todos los que ayuda, a todos los que le quieren aplaudiéndole y vitoreándolo mientras sin palabras recibía su lintje. A todos nos llena de orgullo saber que existen personas así y sabemos que jamás conseguiremos una de esas condecoraciones porque no hay manera de que con lo malvados que somos nos toca una. A mí por más que vacíen mi cazo de la mala leche, se vuelve a llenar solo inmediatamente, es algo milagroso pero por esas cosas no se dan condecoraciones.
Mañana los Países Bajos se vuelven naranja para celebrar el no-cumpleaños de su Reina, que celebra su onomástica otro día pero que los neerlandeses celebran a su manera y en este día, con cabalgatas, fiestas, mercados libres y miles de actividades. Así ha sido desde el 31 de agosto del año 1885 y aunque el día cambia con el tiempo, así será por mucho tiempo.
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La dama de París
Supongo que todos los que visitamos París terminamos haciendo las mismas fotos y personalmente no me importa. En futuras visitas buscaré las cosas curiosas o los detalles que debería resaltar. Para culturizarnos un poco, decir que la torre Eiffel tiene unos trescientos veinticinco metros de altura, fue construida para la Exposición Universal de 1889 en París y desde entonces es uno de los símbolos que identifican a Francia y su capital en el mundo. Está junto al río Sena y es uno de los monumentos más visitados en todo el mundo, con millones de personas pasando por allí cada año. Una curiosidad que muchos desconocen es que la empresa de Eiffel también diseñó el mercado del Puerto en Gran Canaria, una estructura de hierro que casi pasa a mejor vida hace más de una década y que se salvó por tener un padre de tanto renombre.
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Han sido unos días agotadores
La elección de mis destinos vacaciones quizás ha estado regida de una manera inconsciente por la parte de mi cerebro que se encarga del sistema defensivo. De forma impulsiva me compré el billete para ir a Malasia y hasta el martes de la semana pasada creo que no he llegado a ser consciente de lo que se me venía encima. En estos siete días he hablado con un montón de gente, he intercambiado correos a destajo, me han aconsejado muchísimas personas y pillando de unos y de otros he ido montando el puzzle de lo que tendrá que ser y será.
Mis vacaciones en los Estados Unidos siempre han sido muy sencillas. Guía de viajes, billete y poco más. En la maleta, ropa vieja que quiero tirar. Por ejemplo, el año pasado cuando fui a Nueva York con mis padres llevaba unos zapatos que se deshacían de puro viejo para tirarlos allí y sustituirlos por unas botas Timberland. También llevaba una chaqueta que compré en el año 2000 y que la pobre estaba más quemada que el chichi de Pamela Anderson y que también se quedó allí. Después tenía dos calzoncillos para los cuatro primeros días aprovechando la regla del chimpún que dice que los calzoncillos se pueden usar del derecho y del revés y así se aprovechan mucho más. Estando allí los tiré y los sustituí por Calvin Kleines y otros de buena marca. Con las camisetas pasó lo mismo, llevé dos roñosas y volví con más de diez polos y camisetas del copón comprados a precio de saldo y un par de vaqueros nuevos. Es una forma de vacaciones muy sencillos que se puede resumir en Dios y la Mastercard proveerán. Lo de Malasia ha sido algo completamente nuevo.
Primero tuve que Vacunarme y después he ido adquiriendo una serie de productos para llevarme con los que nunca antes había tratado. Llevo una toballa pequeña de microfibra que cabe en nada, otra más grande de la misma microfibra que se secan antes de que tú acabes de secarte mismamente por si la llevo a la playa. Después tengo una especie de saco de dormir hecho de sábana cerrada por si las de los sitios en donde me quedo no están muy limpios y hay bichos, para los cuales tengo dos spray de DEET o N,N-Dietil-meta-toluamida, el repelente más habitual para los insectos, un bronceador, ORS, también conocido como Sales de Rehidratación Oral, otra cosa para bloquear la diarrea en caso de que aparezca, botitos pequeños para multiples tipos de pastillas, un botiquín de primeros auxilios, tres ponchos para la lluvia de usar y tirar, champús pequeños que complementaré con los que desvalije del hotel de cinco estrellas en el que me quedo, productos de higiene y calcetines especiales para mis botas Lowa Renegade que compré a mediados de Marzo. Ayer saqué del ático mi vieja mochila Altus y descubrí con horror que es una anticualla de más de veinte años, monstruosamente enorme y poco práctica así que hoy he corrido a un Decathlon y me he comprado una más pequeña con dos compartimentos separados, cremalleras que hacen que la puedas abrir por todos lados y bolsillos exteriores.Aún me falta por comprar una mosquitera con la que cubrir la cama y más o menos lo tendré todo.
Si mi madre ve la montaña de cosillas que me llevo en estas vacaciones la mato del disgusto, es casi como irse a la guerra.
Llegado a este punto, con la cuenta atrás ya corriendo sin freno, es un buen momento para agradecer a todos los que me han estado asesorando, compartiendo impresiones y encauzando mi rumbo cuando se desviaba. Particularmente Mr. Hyde y mi amigo el Rubio han tenido una paciencia infinita y no han dejado de responder a los millones de preguntas que les he hecho.
Los dados ya están en el tablero. Distorsiones está medio poblada con todas las cosas que irán apareciendo mientras yo disfrute de mis vacaciones y lo documente todo y algunos días espero rellenarlos con el relato del viaje.