Cuando estuve en Nueva Orleans en el año 2004, creo que lo que más me impactó fueron las beignets del Café du Monde. Todos los días iba por allí a pegarme mi plato de beignets, sencillas y deliciosas. Son similares a los buñuelos españoles. Después de volver a casa me olvidé completamente de ellas hasta que hace un año o así me entró la morriña y empecé a investigar. Encontré varias recetas y he probado algunas de ellas y la que más me gusta es la que comparto hoy. Es algo tediosa de preparar y definitivamente, si lo queréis usar como plato de desayuno tendréis que preparar la masa el día anterior o pegaros un madrugón ya que los tiempos de reposo de la masa no son negociables. Aún así, merece la pena y el resultado es sabrosísimo. Como siempre que se hacen postres, procurad respetar escrupulosamente las cantidades ya que este es un campo en el que la creatividad puede tener consecuencias nefastas. Sin más os dejo con la receta.
Los ingredientes: 1 sobre de levadura (no el baking powder), 1 taza de leche calentada a unos cuarenta grados (230 ml de leche), 2 huevos, 56 gramos de mantequilla derretida, 1 cucharadita de sal, 380 gramos de harina, aceite vegetal para freír, azúcar glass (de repostería).
La implementacion: ¡Además de la harina que puse en los ingredientes, hará falta más para añadir mientras se amasa y para la superficie! Se pone en un bol grande la leche caliente y la levadura y se deja unos minutos para que se mezclen. Pasado ese tiempo, se añaden los dos huevos y la mantequilla derretida y se mezcla bien. Añadir a continuación la sal y la harina y con una cuchara mezclar hasta que tenéis una masa muy pegajosa.
En una superficie con harina poner la masa y trabajadla durante unos diez minutos, añadiendo harina siempre que sea necesario. Estará preparada cuando ya no resulta pegajosa y la notáis elástica. Haced una bola con la masa. Limpiad el bol y extended en su interior un poco de aceite. Se pone la bola de masa dentro del bol y se cubre con un paño de cocina y la dejamos reposando durante cuarenta minutos para que doble su tamaño.
Preparad de nuevo la superficie enharinada y trabajad de nuevo la masa, golpeándola un poco. Cubridla allí mismo de nuevo con el paño de cocina y la dejáis reposar quince minutos más.
Calentad en una sartén o una freidora el aceite vegetal a unos 160 grados. Echad un poco de harina sobre la masa y con un rodillo de cocina formad un cuadrado de unos treinta centímetros. Cuando lo tengáis podéis usar un cortador de pizzas para que los bordes queden perfectos. Cortar este cuadrado en cuatro tiras iguales y cada tira en seis piezas, hasta completar 24 rectángulos. Para freír lo podéis hacer en tandas, el tiempo de fritura es de un minuto y medio por cara y cuando están cocinados, ponedlos en una bandeja cubierta de papel de cocina para que absorba el aceite. Es muy importante que el aceite esté caliente o la masa absorberá el aceite.
La cantidad por persona es de tres. Los podéis servir en platos espolvoreándolos con abundante azúcar glass. Si queréis, acompañarlos con una confitura de cerezas o sirope.
La masa se puede guardar una vez hecha y se conserva en la nevera más o menos una semana, así que podéis prepararla con antelación o simplemente, no usarla toda de una vez y repetir usando las beignets como postres un par de días más tarde. Está delicioso.
Si quieres ver otras recetas que he cocinado puedes ir al índice de Mi pequeño libro de recetas de cocina y allí tienes la lista completa