Llevo tres semanas acudiendo a un nuevo curso de neerlandés. Terminaré por convertirme en un profesional de esta lengua que aún no hablo. Deberían hacerme unas radiografías y unos escáners cerebrales para ver qué es lo que está mal ahí dentro porque no me entra, es que no me entra.
Como le he cogido cariño a la volksuniversiteit y ya he hecho cursos con casi todas las profesoras, me he vuelto a apuntar a uno de los suyos, en horario laboral pero sólo un día a la semana. Los lectores más antiguos recordarán que entre septiembre y diciembre del año 2007 hice los niveles dos y tres, aprobando con sobresaliente y dejando una crónica detallada y absurda en mi bitácora. En aquella ocasión iba dos veces por semana por las mañanas y la velocidad a la que aprendía me ayudaba a conseguir anécdotas y cosas que contar por aquí. Ahora vamos a un ritmo más lento, sólo aspiro a terminar el nivel 4 y para ello tenemos tres meses.
Hay una gran diferencia en el material humano de los cursos de mañana, de sobremesa y los de tarde/noche. En los primeros predominan las rusas y hembras del este, tías cañón que llegan a Holanda después de ser adquiridas por solteros que no tienen ni tiempo ni ganas de pasar por la pesadilla que puede ser el emparejamiento y prefieren tirar de la tarjeta esa que lo compra todo y traerse a la Europa del primer mundo a una hembra que quita el hipo y que por el pasaporte está dispuesta a comer las pollas que hagan falta. En los cursos de sobremesa como el que estoy haciendo la historia es totalmente distinta. Las hembras son más del montón, más que adquiridas en mercados competitivos han llegado de penalti o en la prórroga y al pobre que le ha tocado la condena se resigna a una vida de penitencia. En esta clase la mezcla es más bien de esas que vienen con la etiqueta de Hecho en Vecindario (capital de Mordor). No todo es apariencia física. Además de poco agraciadas, es que no las entiendo ni yo ni la profesora, que manda güevos. Hay una rusa que se merienda corderos enteros para preparar el estómago para el buey nocturno que parece que tiene piedras de los riñones en la boca y cuando dice algo todos nos quedamos asombrados y meditando porque lo que quiera que sea, debe ser importante. Al tercer turno de cursos, los que suceden en la tarde/noche, a esos no he ido ni iré porque el idioma principal es el terrorista islámico y ese se me da aún peor que el holandés.
Después de un año en el que he procurado olvidar todo lo que aprendí en los cursos previos, la vuelta a las aulas ha sido traumática. He tenido que sentarme y repasar en los libros anteriores intentando refrescar esa gramática tan enrevesada que se me resiste. En la primera clase le hice a la profesora la misma prueba que han tenido las anteriores. Una explicación sencilla que yo no he llegado nunca a entender y que mis compañeros siempre aplauden porque aunque ellos no lo digan, también andan perdidísimos. Los responsables son tres verbos que definen con mucha precisión la situación en la que se encuentra el sujeto que realiza la acción. Son: staan, zitten y liggen y a todos ellos los domina el verbo zijn, el equivalente a nuestro estar. Ya conocéis la rutina, haré la explicación con un ejemplo para nada didáctico y posiblemente erróneo que no sirve para aprender y ni siquiera clarifica el concepto.
Digamos que una chichona cualquiera se ha enrollado con un julay de coche tuneado y después del paseo de rigor a ritmo de guarretón acaban en el cuarto que el chamo tiene en la casa de sus padres desde hace casi treinta años y en el que espera cumplir los cuarenta. Como ambos son muy dospuntoceristas, follan con toda su artillería de equipos tecnológicos al alcance de la mano. Mientras la revienta a viajes y ambos gimen como cerdos en el matadero, suena el teléfono de la pava y ella mira la pantalla y decide responder a la llamada sin abortar la actividad. La primera pregunta de su más peor amiga es: ¿dónde estás? y ella responde que está en casa del julay usando el verbo staan con lo que suministra a su amiga información adicional ya que le ha informado que su posición es vertical. Gracias a los gemidos y el ruido de fondo la amiga adivina que se está follando al tipo y ella es la que controla la operación con postura vertical, posiblemente sentada sobre el miembro. En ese mismo instante la madre del julay pasa junto a la puerta, oye el ruido y cruza por su cabeza la idea de que su hijo está follando sólo que ella visualiza el concepto con el verbo zitten que no da una indicación clara de la postura en la que se encuentran y es lo suficientemente genérico para esta situación. La cosa se puede complicar más porque esa misma señora, al entrar en el salón, se topa con el gandul de su marido que está viendo la tele y de nuevo lo visualiza con el verbo zitten que en este caso aporta la información de tener al marido sentado o más bien apoltronado. Así que desde dos puntos de vista distintos tenemos que la pareja está follando solo que cada uno de los verbos usados aporta un matiz. Volviendo a la habitación, el julay sonríe mientras empita al putorro y piensa que se la está follando y en este caso el verbo es liggen puesto que él está tumbado, en posición horizontal. La más peor amiga termina la conversación y sus dedos vuelan sobre la pantalla de su iPhone mientras escribe el mensaje con el que informa a sus ochenta mejores amigas que la chichona está follando con el julay y puesto que ella es simple o más bien simplona y carece del cerebro suficiente para elaborar pensamientos complejos, ella usa el verbo zijn que significa estar sin ningún tipo de connotación espacial. Así pues, en la misma escena y para describir que están haciendo algo podemos usar el sencillo y siempre válido zijn, el zitten si no sabemos como están pero queremos parecer intelectuales de medio pelo, el staan con su connotación de verticalidad o el liggen y su horizontalidad. No sé a vosotros pero a mí me arden las neuronas después de tanto palabro solo para decir que esos dos están fornicando.
Detalles como el anterior son los que me hacen pensar que ni dentro de diez años lograré hablar el idioma con propiedad.