Pasta fresca


La cosa cuando te pones a cocinar es que pronto descubres que puedes preparar comidas completas fácilmente y que aquello que te parece misterioso y complicado es en realidad algo muy sencillo. Así, cada vez compro menos de aquello que me gusta y lo que hago es prepararlo en casa y si eso, congelar. Con la pasta, una vez me compré una máquina para hacerla, descubrí que la preparación toma unos pocos minutos y no hay comparación con la diferencia de sabor entre la pasta fresca y la seca que todos compramos en el supermercado. Ahora, casi siempre la uso y salvo por la lasaña, es raro que compre pasta seca. La razón para no hacer las hojas de lasaña es que me suele sobrar un montón y la congelo y he leído que la pasta fresca no congela tan bien y prefiero no arriesgarme.

Bueno, volviendo al tema, para esta receta es conveniente el tener una máquina para hacer pasta, sobre todo porque te tomará un montón de tiempo y esfuerzo darle al rodillo para conseguir el grosor adecuado y la máquina lo hace en unos instantes. Estas máquinas ya se consiguen por todos lados y no suelen ser muy caras. La que yo tengo, además de las láminas de pasta permite hacer tallarines (tagliatelle) y espagueti (spaghetti). La receta es la más básica que puedes encontrar por todos lados en internet y que yo saqué del libro Jamie’s Italy de Jamie Oliver. La cantidad es para una persona pero ya veréis que incrementar para ajustarlo es algo banal. Sin enrollarme más, nos ponemos manos a la obra.

Los ingredientes: 100 gramos de harina de fuerza (definitivamente, no la de repostería) y 1 huevo.

La implementación: Se pone la harina en un bol, se hace un hueco en el centro, se pone el huevo dentro y después con un tenedor lo comenzáis a mezclar y cuando ya no quede líquido y tengáis que trabajar la masa, os ponéis manos a la obra y amasáis hasta que obtengáis una bola elástica. Si tenéis un robot de cocina, se ponen los ingredientes en su interior, le ponéis el accesorio para amasar y le dais candela y a esperar unos pocos minutos.

Cuando tengáis la bola elástica hay que dejarla reposar media hora en la nevera, a ser posible con el bol cubierto por papel film. Después se saca y trabajáis la masa en la máquina de pasta o a mano con un rodillo y la cortáis de la forma que queráis. Con la máquina, yo divido la masa en bolas de unos cincuenta gramos y las voy haciendo de una en una. Pongo la máquina en el número más alto y paso la masa dos veces por ella. A partir de aquí, voy reduciendo el número (y se va estrechando) y paso la masa dos veces por cada posición hasta llegar a la penúltima de mi máquina, que es la que da el grosor que tiene la pasta de la foto. De vez en cuando enharino la masa para que no se pegue a la máquina y para que no se pegue entre ella. Cuando ya está, la dejo secándose unos minutos antes de cocinarla.

Ojo, la pasta fresca se cocina en un par de minutos cuando la ponéis en el caldero con el agua hirviendo. Es absolutamente increíble la diferencia de sabor entre la pasta fresca y la otra, lo notaréis en seguida.

Si quieres ver otras recetas que he cocinado puedes ir al índice de Mi pequeño libro de recetas de cocina y allí tienes la lista completa


2 respuestas a “Pasta fresca”