Pequeño gran problema – Little


Seguro que habrá algún pollardón que llegará aquí a traves de los oceános de las internetes y leerá este primer párrafo y pensará que soy un racista de mierda, que lo soy, que yo creo que de los que hay que preocuparse es de los que lo niegan, como los truscolanes, que son fascistas y asesinos potenciales y criminales de guerra, mientras que yo tengo claro que nací con una raza y que seguramente es la peor y que el resto me la trae al fresco. Bueno, esto viene a cuento porque en este 2019 tengo la sensación que casi todas las comedias o intentos de comedia que he visto son películas de negros, o eso que ahora se llama personas de color porque al parecer mi moreno es un grado de blanco o algo así, siguiendo la hipocresía del buenismo reinante en este mundo que habitamos. No me voy a molestar en mirar la lista pero creo que llevo unas cuatro comedias en las que la raza y más concretamente la raza negra, es parte fundamental de la trama. Esta última se titula Little y se estrena en España a mediados de junio con el título de Pequeño gran problema.

Una julay con una mala baba increíble se transforma en una niña repelente que no veas

Una negra es la jefa de una empresa y además y es una japuta que no veas, una cabrona integral que abusa de sus empleados y que los trata como la mierda. Después de cruzarse con una niña que parece ser que tiene poderes mágicos, se transforma en su propio ser pero con veinticinco años menos y un montón de pelo más, que casi parece un micrófono de ambiente y pese a aparentar la edad de una pre-adolescente, ella seguirá puteando a todo quisqui hasta entrar en razón al descubrir que añora el pollote y que quiere volver a ser adulta para revolcarse con un macho cabrío o algo así.

Parece que la moda es poner las escenas cómicas, todas ellas, en el trailer así que cada momento para reirse lo reconocía fácilmente y los que me eran desconocidos eran los trozos dramáticos. Me recordó mucho a BIG, aquel clásico de hace eones pero ahora usando a una portadora de potorro con mala uva. La película divide a los seres humanos de manera simplona y aunque tiene ratos en los que te ríes con las estupideces que dicen y hacen, también tiene tramos que se hacen muy pesados. A la única que reconocí es a la jovencita Marsai Martin, que sale en una de mis telecomedias favoritas y que aquí está tan divina como siempre. La película se habría beneficiado de un poquito más de tijera y quitarle diez minutos de drama para hacerla más llevadera, aunque incluso con ese lastre, entretiene, que es de lo que se trataba y al menos en esta ocasión los malos y los peores no somos las personas a las que se nos niega el color y se nos obliga a decir que somos blancos y probablemente tengamos agudos problemas de visión porque yo me veo un color precioso y morenito cuando me miro al espejo por la mañana.

En fin, que esto es cine cómico básico, para los miembros del Clan de los Orcos, aunque no creo que sientan la llamada y acudan a los cines a verla. Definitivamente no es algo para los sub-intelectuales con GafaPasta.


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