Pocahontas


El año pasado el mes de septiembre fue el de las Princesas Disney y pude ver varias pelis viejas con pavas de pelo largo que son criadas pa’follá y así tener un futuro, que era lo que antes se le deseaba a las niñas. Parece que se les gastaron las pelis de ese tipo o al menos las de las niñas que viven en castillo tocándose el piporro y este año en septiembre lo que tenemos es el mes Disney, sin especificar nada y casualmente, la primera película que he visto es de una pava que en realidad es como una princesa de su tribu, solo que esta tiene que trabajar porque viven como que en el fango y la maleza. Hoy viajamos atrás en el tiempo al año 1995 para comentar la película Pocahontas que por supuesto que se estrenó en España en aquel tiempo con el mismo título y el eslogan Que no es princesa truscolana, porque no tiene pelao bacinilla.

Una julay salvaje se encoña de un rubio britón que le quiere dar por el Brexit

Con los franceses por el norte de América y los españoles por el centro y sur, los británicos llegan a Virginia a amasar oro, hacerse ricos y acabar con la chusma y la gentuza salvaje que vive allí. En el lugar, una tribu de algonquinos o eso que nosotros, en nuestra grandeza, simplificamos y llamamos indios, vive con sus moviditas, sus hogueras, sus cursos de maquillaje para hombres y demás. Casualmente y como quien no quiere la cosa, un soldado rubio y que lleva meses culiando colegas, huele el chocho indio y lo flipa en todos los colores del arcoiris y alguno más. Ante la tesitura de elegir entre culo peludo y chochillo pelao, elige este último y acabamos con un dramote que no veas cuando los ingleses se meten por allí a robar, como han hecho desde siempre en Europa y los indios (perdón, seres humanos algonquinos) se organizan para luchar contra ellos.

Después de una racha de unas cinco películas de animación que recuperaron el prestigio de la casa, este fue el primer tropezón. La película es muy maniqueista, allí todos son buenos, buenos o malos, malísimos y el tema está en ambas partes, que según se huelen de lejos ya se empiezan a preparar para luchar. Entre ambos grupos de salvajes, la pava, que flipa con el paquetote del rubio y se ve empalada y con las amígdalas saliéndosele de la garganta y el chamo que se ve por fin follando mirando a los ojos de la persona a la que se la empeta. Desde el punto de vista de la animación, en este caso no es tan espectacular como en películas anteriores de Disney, es bastante plana y la música, el plato fuerte siempre en estas películas, es mediocre y las canciones se notan muy forzadas y la he visto en su idioma original. Uno de los momentos más flipantes es que el chamo se encuentra con la chama, se saludan en sus respectivos idiomas, hay un airote y ¡CHÁS! ya hablan un idioma común y el chamo ya se puede entender con el suegro y demás y ellos hablar con él. Un flipe de que te cagas. En este caso, la magia no funcionó.

Este fue un gran disgusto para la productora porque los miembros del Clan de los Orcos no acudieron en masa a los cines y los sub-intelectuales con GafaPasta la ningunearon por zafia y estúpida. Tiene un pase, es interesante pero ha envejecido muy pero que muy mal.


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