Por Bedulu, Tampaksiring y el monte Gunung Agung


El relato comenzó en Desde Utrecht a Kuala Lumpur pasando por Abu Dhabi

La diferencia entre viajar en manada o por tu cuenta está fundamentalmente en toda la gente que conoces por el camino. Si vas con un grupo, eres endogámico y pasas de mirar afuera. Si vas solo, la gente se te acercan, hablas, escuchas historias, cuentas otras y así creas lazos. Con una pareja de holandeses que conocí en el monte Bromo sucedió eso. Tuvimos la experiencia mística del amanecer allá arriba, la experiencia traumática del viaje hasta Bali y de alguna manera cruzamos la línea que separa la pura cortesía y como nuestros caminos parecen cruzarse todo el tiempo, vamos quedando y haciendo cosas juntos. En Ubud decidimos hacer una excursión juntos. Yo había preguntado y cobraban 120000 Rupias por el tour que quería hacer (por persona). A ellos les dijeron en su hotel que podían tener un chófer privado con coche de puro lujo por 350000 y movernos a nuestro antojo. O sea, que nos salía más barato y acordamos ir juntos. Para evitar a la marabunta, adelantamos la salida a las ocho de la mañana y así llevábamos una hora de ventaja a las visitas organizadas. Para mí no es un problema porque en estos países hacen vida mañanera, no tienen buenas cortinas en las ventanas y lo normal es que a las siete ya esté más que despierto.

El chófer resultó ser un hombre muy amable y que como todos, te trata de vender hasta las bragas sucias de su suegra. Todos tienen primos, sobrinos, hermanos y demás familia con negocio y unos llevan clientes a otros. Por desgracia para la familia de este hombre, no les funcionó.

Comenzamos yendo a Bedulu, lugar que en su día fue la capital del reino y en donde residía el último rey que calló frente al poder de los Majapahits de Java, allá por el 1343. En este lugar, no más que un villorrio, se encuentra el Goa Gajah, la Cueva del Elefante, de la que aquí alucinan esnifando vaselina y dicen que fue creada por uno de los dedos del gigante Kebo Iwa. Se cree que es del siglo XI (equis-palito, máxima dificultad) y la redescubrieron los holandeses en 1923. La cueva por dentro tiene forma de T y nada demasiado interesante. La roca de la fachada es lo más bonito y en ella se puede ver la forma de la mano del gigante. Le dieron el nombre de Cueva del Elefante porque algunos creen que la figura que está tallada alrededor de la puerta era uno de esos bichos, pero yo y muchos otros lo dudamos. Al lado de la cueva hay unas piscinas para bañarse. Cuando nosotros estuvimos no había nadie y pasamos por el lugar tranquilamente pero por lo que he leído, un par de horas más tarde aquello es un zoco.

De allí fuimos al Pura Penataran Sasih, el cual en su día fue el templo principal del reino. Tiene muchos pabellones como todos los templos de Bali, nada especial y lo famoso es la Luna de Pejeng, un tambor de cobre de más de dos metros del que se dice que es el tambor más grande del universo en una pieza única. Calculan que tiene entre mil y dos mil años. También dicen que cuando han tratado de moverlo, le caen maldiciones a los que lo hacen, así que le hacen ofrendas y lo dejan feliz en el lugar.

Saltamos al municipio de Tampaksiring y fuimos a ver el Gunung Kawi, un valle al que se desciende por escaleras talladas en la roca y lleno de arrozales y en el que al fondo hay diez altares (candi) tallados en la roca y repartidos entre 5 en un lado, 4 en otro y uno un a un kilómetro de distancia (que no vimos). Los altares están tallados como enormes estatuas de unos ocho metros. Se cree (o especula) que eran las tumbas del rey Udayana, su reina Mahendradatta, su hijo Airlangga y sus hermanos Anak Wungsu y Marakata y los otros cuatro son de las queridas del rey (si Gorrina lee esto se emocionará hasta las lágrimas pensando que a ella también le hagan un monumento en España). El sitio es muy bonito, tanto por los monumentos en la roca como las terrazas de arroz, totalmente fascinantes. De nuevo llegamos antes que la marabunta y la mitad de los puestos ni habían abierto.

Por allí cerca está Tirta Empul, un lugar con aguas sagradas descubierto en el 962 y de las que se cree que tienen poderes mágicos (garantizadas las infecciones mágicas también). Hay una piscina y la gente se mete con ropa para bañarse, como todos sabemos ya que hemos visto el vídeo que puse en mi llutuve. Es curioso e interesante pero ni muerto me metería en ese agua. Aquello estaba llenísimo de Malayos, ya que para ellos es algo sagrado también. Al lado está el templo de Pura Tirta Empul y como a la entrada nos obligan a ponernos la falda de Miguel Bosé, tengo que reseñar que esa fue la más hedionda de todas las que me han obligado a usar, olía a Jareas mezcladas con queso curado. Allí da igual la hora a la que vayas, estaba petadísimo de gente ya que es uno de los más importantes templos de Bali. Los locales se querían hacer fotos con los holandeses y yo se las hacía mientras el Señor Robin me miraba con cara de odio. Ya le mandé las fotos a su novia y él está encabronadísimo porque ella seguro que las reenvió a toda la familia y amigos. Seguro que cuando nos crucemos de nuevo (lo cual sucederá antes de que esto aparezca publicado) me intenta ahogar. Al salir del templo tuvimos que cruzar un laberinto de puestos de souvenirs que no tenían nada auténtico.

Nos saltamos las fábricas de algunos familiares del conductor y fuimos a una plantación de café. Esa sí que fue una visita interesante. Vimos como lo cultivan, los diferentes tipos que hay y también como cultivan Vainilla, Canela, Nuez moscada y un montón de cosas más. Flipamos en colores y hasta pudimos moler café al estilo tradicional y tostarlo. Después nos dieron a probar cuatro tipos de café y cuatro tipos de te bebiendo los tres del mismo vaso, con lo que ya somos como familia y espero que ninguno tengo una enfermedad venérea de transmisión oral o ya voy jodido.

Me compré vainilla, canela, un café con coco que está de morirse y azafrán, con lo que repondré mi despensa cuando vuelva a Holanda, sobre todo de cosas que uso un montón cuando preparo cosas dulces.

De allí seguimos hacia Penelokan, lugar que tiene una vista preciosa del volcán Gunung Agung y del lago que está a sus pies. Para subir este volcán requiere mucho esfuerzo así que nos limitamos a la foto típica.

En el regreso paramos en un lugar que tiene unas terrazas con arrozales muy bonitas. Hicimos fotos a destajo, esquivamos a los vendedores de todo tipo de cosas y por lo general nos lo pasamos muy bien. Llegamos de vuelta a Ubud sobre las tres de la tarde. El resto del día lo pasé en la piscina y fui a cenar al Melting Wok Sarung en donde comí unas delicias que ni te cuento.

El relato continúa en Yendo desde Ubud a Amed

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4 respuestas a “Por Bedulu, Tampaksiring y el monte Gunung Agung”

  1. Con mi facilidad para terminar amistades, también tengo que reponer creando nuevas. Esta gente son muy agradables y aunque el relato va con un montón de días de retraso, hemos hecho juntos un montón de cosas y en cuestión de hora y media regresamos a Bali juntos en el mismo barco. En Holanda seguro que nos vemos en un par de semanas

  2. Estas cosas son interesantes. También son impredecibles. De pronto, en una ocasión así, encuentras a amigos para toda la vida (y a los que no cambiarías por nada), o, por el contrario, te metes en problemas que no hubieras imaginado nunca. Aunque también se da el caso de que las amistades no acaben de cuajar??y se van sin hacer ningún ruido. Pero la verdad es que vale la pena el riesgo; como mínimo, siempre se aprenden cosas…y eso ayuda a crecer, a entender, a comprender, a tolerar, y a muchísimas cosas más.