Por los alrededores de Siem Reap


El relato de este viaje comenzó en El comienzo de otro gran viaje

Para mi último día completo en Siem Reap había pensado hacer turismo y ver las cosillas que nombran en mi guía. No nos debía tomar demasiado tiempo así que quedamos en empezar a las ocho de la mañana. Después de la noche estomacalmente movidita que tuve decidí no desayunar para que se vayan asentando las tripas y cuando bajé el señor Bun ya estaba esperándome. Curiosamente comenzamos volviendo a la zona de Angkor Wat pero para verla desde el aire, desde unos doscientos metros de altura (yo creo que eran menos) en un globo de helio. Me compré mi entrada y al momento salimos. Iba con tres japonesas, una de las cuales comenzó a gritar como un cerdo en el matadero desde que se empezó a mover y se agarró a la jaula negándose a mirar. Las otras le hacían fotos riéndose de ella y yo también tengo alguna fotillo de esa chancha, porque encima es que estaba encochinada.

Las vistas de Angkor Wat son geniales y usé toda mi artillería de objetivos, haciendo fotos con el gran angular (11-16mm), el 24-70mm y el 70-200mm. La experiencia en total dura unos quince minutos y que nadie se alarme, el globo lo tienen sujeto con cables y lo dejan libre para que suba y después tiran de él de vuelta a tierra. Fue mi primera experiencia en un globo aunque no sé si cuenta.

Al bajar fuimos al Museo de la Guerra, cerca del aeropuerto y totalmente ignorado por los guías turísticos y demás, de hecho el señor Bun alucinó cuando le dije que quería ir. En el interior del museo (que está en una especie de solar vallado lleno de restos de armas) viven 30 personas que quedaron mutiladas en las múltiples guerras y atrocidades que ha vivido este país y que sacan dinero de las donaciones de los que van allí (que somos muy pero que muy pocos). El chico que me lo enseñó hablaba un inglés perfecto y me dijo que intentó convertirse en guía turístico pero el gobierno no le permitió hacer el examen porque solo tiene un brazo y sin el otro no puede ayudar a cargar el bolso de los turistas o abrirles la puerta. Seguramente es el mejor guía turístico que me ha acompañado nunca. También me contó que durante el régimen de Pol Pot murieron su padre, su madre y sus dos hermanas y él acabó mutilado. Le cortaron el brazo con un alambre fino, tardando en total tres horas y sin anestesia. Dentro de su cuerpo todavía tiene un montón de metal de la mina que estalló cerca de él y le suele doler un montón cuando hace frío. Paseamos y me enseñaba todo tipo de minas antipersonal, tanques, pistolas, rifles, bazucas e incluso un helicóptero y un jet. A Camboya le ha tocado en desgracia el ser campo de batalla para todos. En la segunda guerra mundial llegaron los japoneses, después los echaron los franceses, luego vinieron las bombas perdidas de los B52 de los americanos que se supone que estaban destinadas a Vietnam pero acababan allí matando a decenas de miles de personas y cuando superaron eso llegó Pol Pot con el apoyo del régimen comunista chino y acabó con dos millones y medio de sus compatriotas, además de dejar un país en el que aún hay dos millones de minas perdidas que explotan continuamente y que se desplazan por culpa de la temporada de lluvias que lo anega todo. Esas minas tardan hasta setenta y cinco años en desactivarse. Camboya tiene en este momento más de un millón de lisiados por armas entre una población de unos catorce millones lo cual igual os da una idea de la proporción de la catástrofe que les ha tocado vivir. Sales del lugar tocado pero es algo que definitivamente hay que ir a ver si estás allí.

Para pasar página y seguir adelante nos fuimos a los Jardines Reales que están en el centro de la ciudad muy cerca de donde yo me hospedaba. Lo más significativo son los miles de murciélagos que cuelgan de las copas de los árboles y a los que hice un montón de fotos. En el lugar también hay un templo (actual) pero después de haber visto la grandeza de los otros este da hasta lástima.

Tomamos de nuevo la carretera durante más de media hora para llegar al sitio en el que puedes coger un barco e ir al lago de Tonle Sap, un lago inmenso que se ve claramente en el mapa de Camboya. En el mismo hay pueblos flotantes de pescadores y eso es lo que iba a visitar. Alquilé un barco enorme para mí solo y me llevaron primero por un estrecho canal de aguas que parecen barro y casi sin profundidad porque estamos al final de la temporada seca. Hubo varios momentos en los que pensé que no lo contaba pero finalmente salimos a aguas abiertas (aunque con medio metro de profundidad) y llegamos al dichoso pueblo flotante, el cual no es más que una recolección de barcos en estado decrépito y una tienda que han montado con precios abusivos para tratar de exprimir a los turistas. Ya en ruta nos abordaron desde una falúa y el padre lanzó dentro de la nuestra a su hijo de cinco o seis años para que intentara venderme una lata de coca-cola que había vivido mejores días en la década pasada por dos dólares. El sitio no me impresionó demasiado. Te enseñas un montón de pescados que tienen encerrados en un lugar (lo llaman granja) y que se revuelven en el lodo, te llevan a una granja de cocodrilos que no es más que un corral en el que tienen un montón de ellos y después miras las vistas y de vuelta a tierra firme. En total hora y media pero que si lo sé la aprovecho en la piscina.

Tras la media hora de vuelta a la ciudad hicimos una última parada en el monasterio de Wat Bo, el más antiguo de los que existen en Siem Reap. Tras todo lo que he visto estos días no me hizo ni levantar una ceja.

Finalmente llegamos de vuelta al hotel, le pagué al señor Bun y le agradecí sus servicios y pasé el resto del día en la piscina hasta la hora de cenar y para entonces, volví al restaurante en el que había cenado los dos primeros días en el que los empleados me hicieron un regalo al despedirme. Así concluye más o menos mi periplo en Siem Reap ya que la jornada del día siguiente es de transición. 

El relato del viaje continúa en Tránsito de Siem Reap a Phnom Penh y visita al Palacio Real


4 respuestas a “Por los alrededores de Siem Reap”

  1. Y eso que fue un día que te tomaste con tranquilidad. UF. Recuérdame que haga estiramientos durante una buena temporada antes si alguna vez voy contigo de viaje. (Iba a poner «calentamientos» pero sonaba fatal). Por curiosidad, en cuanto te salió todo el periplo con el Sr. Bun?

  2. 15 dólares por día x 4 días: 60 dólares y estuvo a mi disposición cada día desde las siete y pico hasta bien entrada la tarde.

  3. Yo hubiera hecho lo mismo que tu, no hay museo de la guerra que me pierda,hasta ahora el de Londres gana por varios cuerpos de ventaja…
    Salud