Antes de empezar, decir como de pasada pero con el dedo en la herida que yo he ido a ver todas las películas de los teleñecos desde que tengo uso de razón y jamás les he dado de lado pese a que algunas han sido patéticas. Dicho esto, estaba claro que iba a ver ésta que además está dirigida por uno de la familia. El trailer no aventuraba nada bueno pero igualmente fui a ver The Happytime Murders, película que alguién jarto de farlopa de la peor ha traducido al español como ¿Quién está matando a los moñecos? y que sepáis que es cierto, que es posible que la traductora sea la falsa embajadora esa truscolana que se ha inventado las nuevas preposiciones des de porque parece que mamar pollas no desarrolla el intelecto.

Una julay obesa resuelve una serie de crímenes con peluches

En una especie de universo paralelo en los que los teleñecos viven entre humanos y son muy impopulares por culpa de una movida que todo el mundo menciona, de repente empiezan a matar, si se puede usar ese verbo, a estos peluches gigantescos y para resolver el crímen ponen a una mujer policía con su antiguo compañero de fatigas, que era uno de esos teleñecos. O algo así.

Son noventa y un minutos de supuesta comedia y yo hasta aproveché y me eché una siestita de un cuarto de hora. La película carece de gracia, no hay humor por ningún lado y las supuestas escenas divertidas, las ves pasar delante de tus ojos y te preguntas sí en la sala de montaje no había un solo ser humano con cojones que avisara que aquello era una debacle. Melissa McCarthy repite el papel que hace siempre de gorda frustrada y yo creo que hasta repite algunas bromas de otras películas. Cansa y aburre y no tiene absolutamente ninguna química con los teleñecos. Esa falta de conexión con los muñecos se extiende al resto del elenco, no hay nadie que parezca cómodo al lado de una fregona desarrollada. También comentar, quizás por las fregonas a las que hablaban, que hay un montón de escenas que parecen sacadas de una película de serie Z o hechas por aficionados con pánico a la pantalla. Este es un buen ejemplo de como decir palabrotas y barbaridades no es suficiente para salvar una película. Aquí hay un montón y sigue siendo igual de mala.

Esto no es cine para nadie, ni para los miembros del Clan de los Orcos ni para los sub-intelectuales con GafaPasta. Eso sí, visto el efecto que tuvo en mi, si te la pegas después de una buena comilona, no hay nada mejor para disparar la siesta y hacer una buena digestión.