Cuatro años después de Regreso al futuro – Back to the Future, la primera película era un clásico instantáneo y éramos legión los que la adorábamos, repetíamos citas de la películas y flipábamos hasta extremos increíbles. Pasando un verano en los Estados Unidos íbamos por una autopista y vi un DeLorean en la misma y casi caigo muerto allí mismo del shock. En los Estudios Universal, en Los Ángeles, tenían el que supuestamente usaron para la película con las modificaciones expuesto a la salida del parque temático y me tuvieron que quitar con estropajo del coche porque me quedé pegado al mismo. Cuando leí en la revista Fotogramas que estaban haciendo dos películas en las que irían al futuro y al pasado, ya viví sin vivir en mi esperando que llegara la primera de ellas, lo cual sucedió en las navidades de 1989, cuando se estrenó en los cines Back to the Future Part II y que en España tenía el título de Regreso al futuro II.

El retaco de julay viaja al futuro para rectificar su pasado o algo así

Al parecer hay una movida chunga con el hijo de Marty McFly y viajan al año 2015 para solucionarlo. Como el hijo es un clón del padre, el susodicho se hará pasar por su bestezuela y enmendará la movida solo que todo sale mal y para arreglar los desaguisados tendrán que viajar de vuelta a 1955 y complicar la cosa aún más con dos Marty McFly viajando en el tiempo en el mismo periodo. Es sencillamete, épico.

Era prácticamente una misión imposible continuar una película que se convirtió directamente en un clásico y escribir algo digno pero aquí lo consiguieron. Nuevamente, Robert Zemeckis está al mando y vuelve a hacer un trabajo impecable. Por un milagro de la ciencia que jamás ha podido ser explicado, Michael J. Fox no ha envejecido ni un milisegundo y pese a que por entonces tenía veintiocho años, sigue dando el pego como chaval de diecisiete. Aquí además se curra varios papeles ya que hace de padre, de hijo, de hija y de todo lo que se le pone por delante. Es fabuloso. A su lado y formando una de las mejores parejas cómicas del cine, tenemos a Christopher Lloyd que también va sobradísimo. También asombrosamente, cuatro años más tarde y Lea Thompson sigue sin saber actuar y ya se empieza a ajar. Está claro que cuando hicieron las pruebas, querían un maniquí y no les interesaba una actriz. La película vuelve a tener toneladas de acción, de momentos cómicos y una música genial que lo acompaña todo. Los momentos en el futuro, que es solo un trocito de la película, en aquella época resultaban increíbles y ahora los vemos como algo exótico. Se nota que no contrataron a la pitonisa Lola para que les diera una indicaciones. Lo mejor de la película viene cuando vuelven a viajar al pasado, a 1955 y allí tendrán que hilar muy fino para no cruzarse con los protagonistas de la primera parte, que están en su propia película mientras esta se desarrolla paralelamente. Cada uno de esos planos en los que podemos ver cosas que sucedieron en la primera peli desde otro punto de vista y cosas que no vimos que pasaran, son geniales. Es en este tramo en el que la película borda la perfección. El final es ÉPICO y te deja con una hambruna imposible de controlar por ver la tercera película.

Un clásico obligatorio para todos y cada uno de los miembros del Clan de los Orcos y también para sub-intelectuales de GafaPasta.