Renovando las vacunas


Una de las cosas que siempre hago cuando se acerca la época de las vacaciones en Asia es buscar mi libro de vacunas y ver si necesito complementar las que ya tengo con otras exóticas enfermedades. La última vez que visité a un experto en el tema fue en el año 2017, como quedó registrado en El control de las vacunas y desde entonces, la de la fiebre tifoidea ya se había caducado, ya que dura tres años. Coincidió que estamos en el año 2019 y que fue allá por el 2009, en abril, cuando me pusieron la vacuna del Tétano, Difteria y Polio, que aunque yo evito pasar por truscoluña para no pillar esas enfermedades, te puedes topar a un truscolán huido y criminal por la calle y nunca está de más tenerla, así que este año tocaba vacunas. Este es un buen momento para demostrar a los incrédulos que en el mejor blog sin premios en castellano ya está todo escrito y si no, a flipar con la anotación Vacunado, escrita hace una década, en la que relataba aquel día de vacunas. Mirando por internet encontré un médico de estos de vacunas cerca de mi casa, ya que no se puede ir a tu médico de cabecera para algo tan específico y me pedí hora. Llegué al lugar y charlamos un rato, le conté a donde iba de vacaciones y mirando mi libro de vacunación concluyó con mi diagnóstico, sobre todo porque mentí como un bellaco y me puse en la zona libre de Malaria, ya que a lo que sí que no estoy dispuesto es a que me obliguen a tomar la píldora esa, que el año que lo hice me gocé todos los efectos secundarios de la medicina y total, para comprobar allí que todo el mundo me decía que ni se acordaban de cuando fue la última vez que un ser humano pilló la malaria. Como esta vez voy a estar en islotes perdidos en el medio del mar y además, siempre, siempre, siempre tengo cuarto con aire acondicionado, la posibilidad de uno de esos mosquitos ensañándose conmigo es mínima y casi que prefiero pillar la enfermedad. Lo horrendo de ponerte las dos vacunas, ya que también me apañó la de la fiebre tifoidea, es que un día estás tan saludable y al día siguiente te duelen los dos brazos, porque te ponen una en cada uno y sabes que estás infectado con la fiebre tifoidea, la polio, el tétano y la difteria, vamos, que seguro que esa noche soñé hablando truscolán en la intimidad.

La alegría de esa visita tan poco deseada me la llevé con la vacuna de la hepatitis A, que yo tengo en versión veinticinco años. Al parecer, han hecho unos estudios mágicos y maravillosos y han decidido que la vacuna no te dura veinticinco años, te dura cuarenta y me lo han rectificado en mi librillo. Vamos, que con la de años que me quedan hasta que me la vuelvan a poner, gracias al cambio climático ya se habrá acabado el mundo y no la necesitaré.

Como siempre me soltó el rollo sobre evitar perros por la rabia, o monos o truscolanes, como si yo fuera por ahí buscando cualquiera de esas bestias para poner en riesgo mi vida. También le confirmé que un chamo con las manos y los pies negros en una acera cochambrosa, con un fuego y taburetes y un barreño y que prepara comida no es mi concepto de restaurante y que jamás compro comida en esos puestos, jamás como ensaladas en Asia o productos que no hayan sido cocinados o que yo no abra personalmente con mis manitas y que durante las tres semanas de vacaciones por allí, no abro la boca en la ducha, en lagos o me enjuago con agua del grifo. En lo que a mi respecta, una botella de litro y medio es un accesorio imprescindible en el baño.

Otra de las cosas, es actualizar el archivo PDF con el escáner de mi libro de vacunas para que se vean las nuevas vacunas, que con los problemas de sobrepeso de equipaje que tengo yendo a Asia, el libro ese se queda en casa y me llevo el documento en el telefonino.


6 respuestas a “Renovando las vacunas”

  1. Pues me acabas de dar una razón como el Everest de grande para no ir por esos lados que te encantan, ni de vaina me vacuno yo!!!
    La vacuna de la gripe no me la pongo porque cada vez que lo hacia me ponía enseguida con un gripazo del copón y 40º de fiebre…
    Salud

  2. Por mi trabajo me «obligan» todos los años a ponérmela, la de la gripe, digo, y no me la he puesto nunca (por ahora) , y lo cierto es que he tenido suerte porque no me he puesto mala tampoco (por ahora).
    El resto de las vacunas, todas al día, y con el niño, de hecho, hasta he preguntado si lo puedo vacunar del papiloma, que es exclusiva para niñas si está financiada por la SS, aunque la pediatra me ha dicho que si puedo pagarla, ella se la pondría a su hijo, así que pinchazo que le toca, que mejor prevenir que lamentar, y en eso no se escatima.

  3. Virtu, ¿Hay otras vacunas que sin viajar hay que ponerse? Yo tengo puestas las de mi niñez, pero salvo la antitetánica que me puse un par de veces, no me he puesto mas.
    Besos y salud

  4. Las de tu niñez ya se agotaron. TDP= 10 años, Hepatitis A y/o B: 6 meses o 40 años si te pones el refuerzo, Tifus: 3 años, Cólera = más falsa que truscoluña, Y después tienes las de las enfermedades que pillas en el Africa profunda y tú más bien estás cerca del agitanamiento profundo del Rocío.

  5. Ya, pero si no viajo a Truscoluña ni ningún otro sitio infecto, como tu haces, no necesito vacuna alguna, al menos mi medica nunca me ha dicho nada dudo mucho que ahora pille el sarampión y demás enfermedades infantiles… 🙂

    Salud

  6. Pues que sepas que el sarampión es una enfermedad muy hijoputa, y más si te pilla de adulto, pero si te vacunaron de niño no deberías tener problemas de tener que reforzar, a no ser, como tú dices, que te vayas de rule por el mundo…