Roman J. Israel, Esq.


No se, ayer cuando salí del cine tras ver la película que voy a comentar hoy y comenzaba la media hora de regreso a casa junto a canales helados, iba pensando que mi impresión de las películas nominadas este año es que hay mucha morralla flojita, que quizás tienen que limitar la cosa y si un año no hay cinco, pues que nominen a dos, o que directamente se lo den a aquel que todo el mundo piensa que es el mejor y nos ahorran el perder nuestro precioso y escaso tiempo. Todo esto salía de mi cabezón tras ver Roman J. Israel, Esq., que parece que castigará España en mayo con el mismo título.

Un julay negro está como una jaira

Un chamo negro y con un pelucón de esos que cuando atrapa a un piojo, muere allí dentro entre grandes sufrimientos porque es como una cárcel de la más grandísima seguridad, es abogado y rarito tirando a rarete. Trabaja con otro abogado del mismo color, él hace el trabajo de investigación y el otro da la cara. Cuando al colega le da un infarto y acaba en el hospital, el chamo se trastoca y su vida se va al garete. Acabará en un bufete de puro lujo, en el que no encaja, con su mundo totalmente cambiado y pese a cortarse el pelo, seguirá siendo un friki del copón.

La película comenzó como una historia sobre un friki, en este caso negro y abogado, pero friki. La cosa no llevaba a ningún lado y en la primera media hora o quizás tres cuartos de hora no se sabe muy bien de qué va. Después de que lo contratan en el nuevo bufete, tenemos una nueva película en la que el friki se convierte en un criminal sin escrúpulos o algo así, una historia que no tiene nada que ver con la anterior y que no aporta nada. El cambio entre los dos segmentos desconcierta a los espectadores y no aportó nada. A partir de ahí vamos en caída libre, con la historia dando giros y bandazos que no vienen a cuento y que resultan muy difíciles de comprender para nosotros los espectadores. Para cuando llegamos al épico y estúpido final, realmente me la sudaba lo que le pasara al pollaboba y puedo confirmar y confirmo que en los títulos de crédito, que salen mientras hay una escena sin diálogos en marcha, me levanté y me piré y no fui el único que decidió salir de la sala. Supongo que habrá gente que dirá que la actuación de Denzel Washington es buenísima pero a mi no me lo pareció. Es una amalgama de tics de un friki pero ahí no hay una gran actuación y no resulta para nada creíble. Me gustó más Colin Farrell aunque igualmente puedo confirmar que su papel no es de esos que recordarás por mucho tiempo. Por lo demás, esto es un baño de mediocridad y aburrimiento.

Si eres un miembro del Clan de los Orcos y por error te metes en una sala con esta película, posiblemente acabes en coma cerebral porque reventará tu única neurona. Si eres un sub-intelectual con GafaPasta y te engañan para verla, te comerás las uñas negras de los pies de rabia.


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