Sansuneando que es gerundio


No resulta frecuente el dar la bienvenida a una nueva palabra a todos los idiomas del mundo y del universo simultáneamente pero algo así, increíble y maravilloso, sucedió este fin de semana. Ya se sabe que todos los caminos conducen al mismo lugar y que por mucho que lo niegues, al final todas tus mentiras salen a la luz y así, un jurado y un juez norteamericanos, tras un montón de días recibiendo información precisa y cristalinamente clara han dictaminado que cierta compañía del país de los cabezudos desconoce el concepto de innovar, el cual en nuestro idioma, el españoslavo, se define como mudar o alterar algo introduciendo novedades. En lugar de eso, esa compañía, seguramente confundidos por la no existencia de un término similar en su idioma, optó por hacer algo SIN introducir novedades y confundiendo a los compradores. Por eso, para festejar este gran día para la humanidad, todas las academias de la lengua de todos los idiomas han introducido un nuevo verbo en sus respectivas lenguas. Se trata de sansunear, el cual se define como:

sansunear
1. tr. Imitar vilmente algo creado por otro y negarlo con saña e inquina
2. tr. Copiar burda y zarrapastrosamente

El verbo es transitivo y se ha elegido la primera conjugación para vincularlo a otros verbos de esa misma rama, como robar, engañar, defraudar, usurpar, con los que parece estar muy relacionado. De la misma manera, se ha creado el substantivo sansuneo/a, el cual se define como:

sansuneo, a.
1. Acción de sansunear. El sansuneo está prohibido en los exámenes.
2. Cada uno de los ejemplares que resultan de reproducir una obra obviamente superior.

Estos nuevos verbo y substantivo nos permiten explicar más exactamente relatos como el que viene a continuación: Cuando yo era un ser en pleno desarrollo y vivía en el tercer mundo, casi cuarto o en esa confederación de países llamada Españislavia y presidida por diecisiete mini-presidentes y otro folclórico que ni sabe ni contesta, en segundo de BUP que era como se conocía la educación secundaria por entonces teníamos una asignatura obligatoria llamada latín, que no estaba relacionada con el arte de trabajar la hojalata sino el estudio de la lengua del Lacio hablada por los antiguos romanos y de la cual derivan las actuales lenguas romances como el españislavo. A todo el mundo se la sudaba muy mucho dicha asignatura y la veíamos como un castigo que había que sufrir, al igual que las clases de música o las de religión en las que aquel pollaboba de profesor se empeñaba en hacernos creer que cierta tiparraca fue virgen antes, durante y después del parto y se quedó embarazada por medios mágicos y misteriosos pero no de su marido, el cual no la tocaba porque aunque nunca se pudo confirmar padecía del ramalazo y perdía más chapapote que el Prestige a su paso por las costas gallegas. Regresando a la historia, el latín era una broma de mal gusto acentuada por un profesor que no pasaba ningún control de calidad, un hombre que era el hazmerreír del instituto. Como siempre que nos ponía examen lo hacía dos horas antes en otra clase, cuasi-amigos que querían pertenecer a nuestro círculo de confianza y poder moverse entre la élite del instituto nos pasaban el examen y en la hora que había entre medias, uno que era y es un ser obviamente superior y que pasó por todo el bachillerato rascándose los huevos, no dando un palo al agua y coleccionando sobresalientes sin esfuerzo aparente, hacía el examen en un par de minutos y después el resto de la gente lo sansuneaba ya que de alguna manera, sus copias eran burdas y zarrapastrosas. Aunque parezca increíble, yo sacaba un sobresaliente y con el mismo examen sansuneado, habían otros que sacaban un notable, un bien, un suficiente e incluso gente que suspendía, algo que nunca dejó de fascinarme ya que el original, el producto innovador era cuasi-perfecto.

Otro lugar en el que se sansuneaba con frecuencia era en la universidad, donde muchos buscaban un proyecto hecho años antes por una persona innovadora y con una jeta que no veas hacían un sansuneo que presentaban a un tribunal de ineptos parásitos del sistema que lo aprobaban y hasta le ponían buena nota y eran tan inútiles que no se enteraban de como se la habían metido sin doblar. El sansuneo de proyectos formaba parte hasta de las conversaciones en la cafetería, lugar compartido con el profesorado y en el que hasta sin querer tenían que escuchar trozos de esas conversaciones, pero claro, como el criterio para elegirlos no era por su valía sino por lo bien que lamían culos, así les iba.

Resumiendo, que unos han de pagar un montón de millones y otros hemos ganado un nuevo verbo y substantivo para nuestros idiomas. Por lo que me han dicho, en inglés han elegido el to sansun y en neerlandés será sansunen y en todas y cada una de las lenguas a las que se ha adaptado significará lo mismo, con lo que pasito a pasito nos acercamos a un idioma universal.


4 respuestas a “Sansuneando que es gerundio”

  1. Cómo eres hijo, qué asco de latín, yo que tenía letras puras, tenía además el griego, que me parecía más divertido, por aquello de la escritura distinta, aunque era horroroso de dificil. Por cierto, me encanta la palabra zarapastroso, qué fuerza tiene.

  2. Juer, a mí me pasaba justo lo mismo en tercero pero con Matemáticas. Los de la otra clase lo hacían a primera hora y nosotros después del descanso de media mañana, por lo que el mensa lo hacía en una hora y lo pasaba a las huestes de sansuneadores que, misteriosamente, sacaban siempre menos nota que yo 🙂

  3. Por eso nosotros usamos los productos de la manzana mordida y somos seres genéticamente superiores y todos esos van por la calle con zapatófonos con el androitotorota sansuneados.