Si de verdad quieres… – Hope Springs


De siempre se dijo y se habló que yo me pierdo por una comedia romántica. No lo puedo evitar, es cine insubstancial que entretiene y divierte y con el que no tienes que desgastar neuronas buscando comprender complejas tramas y en el que además, sabes que el final feliz está casi garantizado y te lo restriegan en los títulos de crédito. Por eso no me pierdo casi ninguna de estas películas, ni siquiera cuando la pareja protagonista tiene más años que Matusalén y está ma´s arrugada una uva pasa. Cuando entras al cine y toda la gente que está en la sala ha superado holgadamente los sesenta años y sabes que eres el infante tienes un momento de terror cerval, pero si soy capaz de sentarme en un cine rodeado de niñas años y luchar contra mi gen católico que me insta a tocarlas y retocarlas, también puedo sentarme en otro rodeado de chochos que huelen como jareas. La película que me llevó a esta compleja situación se titula Hope Springs, el cual corresponde al lugar en el que se centra la acción aunque el distribuidor español debe estar chutándose con el contenido de los tampones usados de su putita y optó por Si de verdad quieres… que es tan mierda de título como cualquier otro.

Una julay con el potorro menos usado que una estación del AVE de provincia periférica busca que su marido alce el mástil y la empale como un vitorino

Una pareja que lleva toda una vida juntos ya no tienen ni ilusión ni fantasía. La mujer se rebela ante este drama de su vida y quiere recuperar la chispa de la vida sin tener que tomar refresco y los apunta a ambos para una semana de sesiones con un experto matrimonial en Hope Springs. Cuando llegan al lugar y comienzan la terapia, irá saliendo a la superficie un montón de mierda que lleva años interponiéndose entre ellos y con mucho sacrificio y tragándose el orgullo, deberán luchar contra esto.

Casi desde el principio me quedó claro que la película no estaba a la altura de los protagonistas. Meryl Streep te puede hacer llorar con una mirada si le sale de la pipa y en este caso aburre, aparece sin chispa y como apagada, recitando sus estúpidas líneas y sin que en ningún momento sonrías (que ya lo de aspirar a reírte se me antoja imposible). La pobre renquea por la pantalla con poco maquillaje y sin saber muy bien que hacer y se convierte en una sombra gris de la gran actriz que es. A su lado, Tommy Lee Jones parece un lagarto que busca un rincón en el que pegue el sol para apalancarse y no aspira a nada más. Creo que en toda la película no consiguió tener un solo momento simpático y sus respuestas con monosílabos resultan irritantes. El tercero en este trío es el médico, interpretado por Steve Carell en el que es fácilmente el peor papel de su carrera y que espero que no vuelva a repetir jamás. El guión fracasa en la comedia y se centra en el drama, aunque nos lo venden como comedia romántica y también en ese territorio naufraga y aburre, con escenas estúpidas, diálogos absurdos y la sensación de estar presenciando un vehículo de esos en el que mezclan tantos componentes con éxito seguro que acaban fracasando.

Lo único bueno que tiene la película es su trío protagonista. El resto apesta. Como dijo una señora cuando iba saliendo de la sala, menudo pallufo. Totalmente prohibida la asistencia para miembros del clan de los Orcos e incluso intelectuales de gafapasta. Si la ignoráis, la quitarán antes de la cartelera. Todos los puntos que le doy son porque adoro a Meryl Streep y me niego a que esté en una de las peores películas del año pero que sepáis que son puntos atribuídos directamente a ella.


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